El Nord-Ostsee-Kanal (NOK), más conocido como el Canal de Kiel, es el canal artificial más utilizado del mundo, con 32.000 buques mercantes atravesándolo anualmente. Su tránsito duplica al del Canal de Panamá, por donde pasaron en 2015 cerca de 14.000 buques, y al de Suez, utilizado por alrededor de 1.400 navíos cada mes.
La infraestructura conecta los puertos alemanes de Brunsbüttel y Kiel, siendo clave para la competitividad de los países ubicados en el Mar Báltico, ya que circunnavegar Jutlandia, la alternativa a este cruce, aumenta la distancia del trayecto en 450 km, el tiempo del mismo entre 10 y 14 horas y el coste de la operación en 70.000 euros.
Un informe del Tribunal de Cuentas Europeo asegura que es urgente mejorar las infraestructuras existentes en este canal, tanto en su entrada este, donde algunas esclusas están en mal estado, como en la entrada oeste. Según indican desde el organismo europeo, la industria marítima podría ahorrarse hasta 2.200 millones de euros al año haciendo segura y fiable esta infraestructura.
Sin embargo, la Unión Europea no seleccionó una solicitud de subvención de 161 millones de euros, solicitada en 2015 en el marco del Mecanismo Conectar Europa, para construir una quinta cámara de esclusa.
Pese a que este canal forma parte de la red básica RTE-T, y de su importancia para los países europeos de Dinamarca, Suecia, Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania y Polonia, la infraestructura no fue una prioridad para la financiación europea en 2015, según critica el Tribunal.