El número de plantas de biometano ha crecido un 17% en Europa en solamente un año, alcanzando las 992 plantas. De ellas, 306 pertenecen a Francia y 242 a Alemania, mientras que a España le bastan los dedos de una mano para contabilizar las suyas.
Así lo explican desde Gasnam a partir de las cifras de la Asociación Europea de Biogás, si bien considerar que a pesar del retraso evidente que arrojan los datos frente a otros países, hay una apuesta clara por parte de las empresas para el desarrollo de esta energía verde que se obtiene a partir del biogás y que se genera tras la descomposición anaeróbica de la materia orgánica.
Para clarificar estos datos, la Asociación ha creado una aplicación en su web para conocer la ubicación de las plantas de biometano operativas en la península y los proyectos que se pondrán en marcha antes de 2024.
Gracias a ello, el usuario puede conocer las principales características de estos proyectos, como la capacidad, el tipo de residuo que origina el biometano, los plazos de ejecución y si se prevé inyectar el biometano en la red de gas.
Según la información disponible, antes de que acabe 2022, habrá 12 plantas de biometano en explotación en España y estarán en proyecto otras 30, mientras que las previsiones para 2024 arrojan la cifra de 64 plantas en explotación, que generarán una potencia de 2.077 Gwh/año frente a los 162 GWh/año actuales.
En cualquier caso, esta producción sería sólo la mitad de la producción actual de Francia, que llega a los 4.000 GWh/año. Por ello, desde Gasnam han pedido al Gobierno que establezca de manera urgente un marco regulatorio para crear un mercado propio de biometano en el país, sin necesidad de comercializar esta energía verde fuera.
Hasta ahora, el Gobierno sólo ha propuesto una hoja de ruta, pero seis meses después, aún no se ha publicado la versión definitiva. Además, el sector espera la puesta en marcha de manera inminente de un sistema de garantías de origen para los gases renovables que permita su desarrollo.
En la asociación, existe la convicción de que se están perdiendo oportunidades de descarbonización en diferentes ámbitos de la economía, especialmente en el sector del transporte, que ve agravada la situación por el incremento del precio del gas natural convencional y la falta de una alternativa neutra en carbono.
