Un reciente artículo publicado por el Banco de España analiza la traslación del aumento de los costes de producción a los precios de venta de las empresas no financieras durante 2022.
En este sentido, en términos generales, el texto apunta que las empresas habrían trasladado, en promedio, a los precios de venta una parte sustancial del aumento de sus costes de producción en 2022, aunque con una fuerte heterogeneidad por sectores.
Así pues, en las ramas en las que los precios son históricamente más rígidos la traslación del alza de los costes a los precios de venta habría sido más lenta. Sin embargo, en todo caso, el incremento de los costes de los insumos genera, de forma directa, un aumento de los precios de venta y de los costes laborales unitarios, con efectos negativos subsiguientes sobre la productividad del trabajo, dado su impacto adverso sobre la producción y nulo sobre los gastos de personal.
Por lo que respecta al caso concreto del transporte y almacenamiento, el análisis del organismo señala que, aunque los costes energéticos son relevantes en este segmento, no solo no se habría registrado un aumento de los costes unitarios, sino que incluso se habrían reducido levemente entre 2021 y 2022.
Este fenómeno puede explicarse, al menos en parte, según la institución, porque en muchas de las empresas que se dedican al transporte la conjunción de unos costes fijos altos con el hecho de que, en 2022, una vez eliminadas las restricciones a la movilidad, estas compañías hubieran experimentado un incremento extraordinario de su actividad, dio lugar a una reducción de los costes fijos unitarios que les habría permitido absorber el aumento de los costes de la energía, considerados de tipo variable, que se produjo en este período, aunque, al mismo tiempo, el Banco de España, también contempla posibles errores de cálculo, dada la anómala situación económica, que podrían haber afectado a los resultados cuantitativos del análisis.