El brutal incremento de la inflación que se ha registrado durante 2022 es fruto de muy diversos factores. Entre ellos se encuentra, como no podía ser de otra manera, los problemas que vienen sufriendo las cadenas de suministro en los últimos ejercicios.
Con todo, y pese a su persistencia, las alteraciones en la cadena de suministro no se encuentran tampoco entre los principales elementos que han provocado la descomunal escalada de precios vivida el año pasado.
En concreto, el Banco de España achaca a las disrupciones en las cadenas y a los cuellos de botella logísticos un 10% de la desviación totalque ha sufrido la inflación subyacente de la zona euro a finales de 2022.
Por encima de este factor, un 30% de este efecto se ha debido, según el criterio de la autoridad monetaria española, a los precios de la energía y otro 30% a la presión ejercida por la demanda, lo que deja un 30% restante a otras causas no identificadas que no caen ni en el lado del suministro, ni en el de la demanda.
Sin embargo, de acuerdo con el criterio del Banco de España, precisamente las fuertes caídas en el precio internacional del gas y la mayor fluidez en las cadenas de suministro, junto con factores financieros como la apreciación del euro y el encarecimiento del crédito por el aumento de los tipos de interés podrían hacer que la inflación bajase más rápidamente de lo esperado en los próximos meses.
Pese a esta tendencia, las autoridades monetarias españolas perciben que la presión sobre los precios de la energía y de los productos alimentarios básicos podría mantenerse todo este año, con costes que se transmitirán a lo largo de las cadenas de suministro de estos dos segmentos de actividad.
Mientras, en los Estados Unidos también se perciben efectos similares en las cadenas de suministro que abastecen a los mercados norteamericanos, con descensos en los precios del transporte, particularmente del marítimo, pero también en los del que se realiza por carretera, de tal manera que ahora se ha trasladado la presión a los costes del almacenamiento, lo que, a su vez, podría traducirse en posibles descensos en las rentas de alquiler de instalaciones logísticas.