El director de la Cátedra Unesco de Ciclo de Vida y Cambio Climático (ESCI-UPF), Pere Fullana, ha comparecido ante la comisión de cambio climático del Congreso de los Diputados para explicar por qué las decisiones en materia ambiental deberían ser tomadas en función de criterios científicos.
Durante su comparencia, el experto ha defendido que la economía mundial está lastra desde la II Guerra Mundial por una filosofía de usar y tirar que, a pesar de algunos intentos para minimizar el impacto en el planeta como los llamados sistemas de gestión ambiental, el énfasis por el crecimiento en la humanidad conlleva inevitablemente un mayor uso de los recursos y un aumento de las emisiones.
Los otros dos factores que traen consigo el aumento exponencial del impacto ambiental serían el aumento de población y la entrada en juego de las economías emergentes. Así, basta señalar que, con un crecimiento del PIB del 3% anual, la necesidad de recursos irá aumentando y dentro de 50 años se usarán 3,26 veces más recursos que hoy en día.
¿Qué hacer?
Teniendo en cuenta que se debe cambiar los hábitos de consumo y de producción, sustituyendo conceptos arraigados en la cultura como "crecimiento" por otros como "desarrollo", e introduciendo otros nuevos como "producción y consumo sostenibles", y que esto llevaría un proceso más bien largo de tiempo, la industria en particular necesita medidas a corto plazo.
En este sentido, Fullana apela al análisis de ciclo de vida (ACV) para analizar el impacto ambiental de la actividad económica, una metodología que está siendo impulsada por la Comisión Europea
Dicha metodología estudia las entradas y salidas de materia y energía en la fabricación y uso de un producto o en una determinada actividad económica: las entradas son recursos y las salidas son contaminaciones. Así, el ACV indica si es mejor rehabilitar un edificio o construirlo, o si es mejor amortizar ambientalmente una instalación o producto o comprar o fabricar otro, según señala el experto.
Este sistema ayudaría a instaurar una economía circular en la que lo primordial es que los recursos, puesto que son escasos, se mantengan en el circuito el máximo tiempo posible.
La economía circular habla de jerarquía: primero, prevenir; después, reutilizar, arreglar las partes, mantener; después, si acaso, reciclar o reciclar la energía, pero yendo mucho más allá, es decir, intentando incorporar el mínimo número de recursos nuevos; y respecto a cada aplicación de cada recurso hay que estudiar muy bien cuál es la mejor opción, si reutilizar o reciclar.
Sistema de reutilización de cajas
Una buena muestra de esta productividad son las cajas de frutas y hortalizas que van desde España hasta Alemania o a media Europa, un sistema de reutilización de cajas en lugar de un sistema de usar y tirar. Por tanto, en opinión del experto, si las cajas se estropean hay que arreglarlas, y si no tienen arreglo, hay que obligar a que se reciclen.
Por todo ello, Fullana animó a los diputados a legislar con inteligencia ecológica porque de ello depende también el desarrollo económico: “Cada vez que baja el impacto ambiental de un sistema, aumenta su competitividad porque las ineficiencias ambientales son ineficiencias materiales, es decir, ineficiencias económicas”, ha puntualizado.