Cómo impulsar la independencia energética sin renunciar a la economía circular

Los ecocombustibles se abren paso como energía de transición que permite reducciones en las emisiones contaminantes minimizando las inversiones en vehículos nuevos o en nuevas infraestructuras.

03/10/2022 a las 10:55 h

Aún no habían llegado los años noventa, y en algunas mentes ya se encontraba la idea de implantar la economía circularen la propulsión de los motores. Seguro que los lectores recuerdan a Emmet Brown, más conocido por su apodo, Doc, y quizás al “Señor Fusión”: un dispositivo capaz de transformar la basura en combustible para sus viajes en el tiempo. A nuestro querido Doc ya no le haría falta “regresar al futuro”, porque gracias a los ecocombustibles, el futuro es hoy.

Si bien es cierto que no es tan sencillo como depositar basura en una suerte de catalizador y que convierta directamente los desperdicios en combustible, ya es posible utilizar los residuos como materia prima para la producción de combustible líquido compatible con los vehículos actuales.

Conocemos esta solución energética como ecocombustibles, que, en pocas palabras, se definirían como combustibles líquidos bajos o neutros en carbono, para cuya producción se emplean materias primas alternativas al petróleo como residuos –agrarios, forestales y urbanos–, CO2 capturado e hidrógeno renovable.

[sumario]Descarbonizar la economía requiere una visión integradora y completa que abarque todos los sectores posibles, económicos y sociales”.[/sumario]

Gracias a que mantienen el estado líquido y la composición química, son compatibles con todos los vehículos y flotas –marítima, aérea y de transporte pesado- de motor de combustión, así como con las infraestructuras de distribución y suministro. En otras palabras, no es necesario invertir en nuevos vehículos ni en nuevas infraestructuras para que en el ámbito de la movilidad y del transporte se empiecen a reducir las emisiones de CO2.

La realidad es que los ecocombustibles ya se están incorporando. Actualmente, constituyen el 10% del combustible que repostan los usuarios, y este porcentaje se irá incrementando progresivamente hasta alcanzar el 100%.

No obstante, deben ser parte de una estrategia mayor: la transición energética. Descarbonizar la economía requiere una visión integradora y completa que abarque todos los sectores posibles, económicos y sociales. Por eso, en la estrategia de implantación de los ecocombustibles está contemplada la integración de la agricultura y la ganadería en la cadena productiva a través de la revalorización de los residuos que generan ambas actividades. Esto se traduce también en inversiones en las áreas rurales y despobladas, con la consecuente dinamización económica.

Los ecocombustibles tienen un gran potencial para reducir la dependencia energética.

En este sentido, no solo se contempla el sector primario como productor de materia prima, sino también como consumidor final, ya que la maquinaria agrícola o los buques del sector pesquero no cuentan a día de hoy con otra alternativa que no sean los combustibles líquidos bajos o neutros en carbono que les permitan reducir emisiones de forma inmediata.

Otro punto clave del uso de residuos como materia prima, ya sean agrarios, forestales o urbanos, es que son recursos autóctonos. El contexto bélico al que ha dado lugar la invasión rusa en Ucrania ha puesto de manifiesto la necesidad europea de incrementar su autosuficiencia energética para reducir su dependencia de otros países extracomunitarios.

Probablemente, la mayor fortaleza de implantar los ecocombustibles al nivel de otras opciones energéticas, tal y como se demanda desde la Plataforma para la Promoción de los Ecocombustibles, es que la dependencia energética no se traslada de unos países a otros. Hay una premisa de la que debe partirse, y es que descarbonizar no es sinónimo de electrificar,porque como cada opción, la electrificación también tiene sus inconvenientes.

No se trata solo de la escasez de puntos de recarga, ni de las cuantiosas inversiones que se necesitan para renovar el parque móvil y las infraestructuras –ya que no es una tecnología aún madura para transportes como el aéreo, el marítimo o el pesado por carretera–; se trata de que para fabricar las baterías y los componentes se necesitan minerales críticosque, en primer lugar, también se encuentran en países extracomunitarios y, en segundo lugar, también se están encareciendo.

En este sentido, como puso de manifiesto la Plataforma en el evento que celebró el pasado 8 de junio, la neutralidad tecnológica facilitaría no solo que los usuarios tengan más opciones para escoger cuál satisface mejor sus necesidades, de forma que las tecnologías se complementen entre sí, sino también la sana competencia entre ellas, mejorando la relación coste-eficiencia de la transición energética.

Los ecocombustibles constituyen un paso inicial para la transformación energética que minimiza la inversión en renovaciones de flotas.

Para que la explicación sea un poco más gráfica, invito a los lectores a que se imaginen un triángulo. En cada vértice hay un elemento de lo que conocemos como “trilema energético”: la sostenibilidad medioambiental, la seguridad de suministro y el acceso a la energía a un precio asequible. Es casi imposible formar un triángulo equilátero, pero el objetivo debe ser lograr el mayor equilibrio posible entre esos tres elementos, por ello, apostar muy fuerte por uno perjudica a los dos elementos restantes, igualmente importantes. Una de las vías para perseguir dicho equilibrio es que las tecnologías compitan entre sí, de forma que el vértice económico no quede descompensado.

Para que la transición sea justa debe ser accesible, la movilidad no puede convertirse, de nuevo, en un privilegio de las rentas más altas. De hecho, la Unión Europea recoge en sus tratados el derecho a la libre movilidad de las personas y las mercancías. La cuestión es cómo la ciudadanía puede moverse libremente si se le obliga a optar por una alternativa, el vehículo eléctrico, que quizás no puede permitirse. También cómo va a garantizarse el comercio interior y exterior, además de por las cuantiosas inversiones que requeriría renovar las flotas, por la posible heterogeneidad de infraestructuras energéticas que puede darse en el territorio europeo. Tal y como puntualizó el sector del transporte pesado por carretera integrado en la Plataforma, los camiones necesitarán repostar en sus trayectos internacionales, y se preguntan cómo se resolverá que, por ejemplo, un país en lugar de apostar por la electricidad lo haya hecho por el hidrógeno, o por los ecocombustibles. En definitiva, cómo se va a garantizar la vertebración de los territorios español y europeo para que la movilidad sea segura y adecuada.

[sumario]La transición energética es un reto de toda la sociedad, desde la ciudadanía hasta el tejido empresarial. La sostenibilidad es un asunto de todos”[/sumario]

Cada país es consciente de su potencial, sus fortalezas y debilidades. España cuenta con uno de los territorios más extensos de la UE, lo que hace más complicada su vertebración. Actualmente, hay un gran desequilibrio entre las zonas urbanas y rurales,pues en las segundas apenas hay puntos de recarga eléctricos. También deben tenerse en cuenta las necesidades reales de los segmentos poblacionales, y la realidad es que las del mundo rural distan de las que se presuponen en los ámbitos urbanos. Los trayectos en las metrópolis son más breves que los que se realizan en las áreas rurales, en las que se necesitan vehículos con mayor autonomía.

Por todos estos motivos, y más que seguro se quedan en el tintero, 28 asociaciones forman parte de la Plataforma para la Promoción de los Ecocombustibles. La transición energética es un reto de toda la sociedad, desde la ciudadanía hasta el tejido empresarial. Y del mismo modo que todos debemos adaptarnos a las exigencias, no ya de los organismos internacionales, sino de nuestro entorno, las políticas energéticas han de ser lo más inclusivas posibles. La sostenibilidad es un asunto de todos, y en este sentido, nadie debe quedar atrás y cada sector debe ser parte activa de la transición y de la solución. No es necesario viajar al futuro, la tecnología existe y está en funcionamiento.

Lo que necesitamos es que las políticas públicas garanticen en el presente un camino certero para que todos transitemos por él hacia un futuro tan sostenible como justo.

Inés Cardenal, Representante de Plataforma para la Promoción de los Ecocombustibles

 

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