China y los Estados Unidos viven un sordo enfrentamiento comercial que ha tenido su última escenificación esta misma semana con motivo de la reunión mantenida por el ministro chino de Comercio y la secretaria estadounidense de Comercio.
En este encuentro, el representante chino, Wang Wentao, ha manifestado la preocupación del Gobierno de su país en relación con las prácticas comerciales norteamericanas.
En concreto, las autoridades chinas estiman que los aranceles establecidos sobre las exportaciones chinas, la política sobre producción de semiconductores, las restricciones bidireccionales a la inversión, los subsidios y las sanciones dirigidas a las empresas chinas perjudican las relaciones comerciales entre los dos países.
Así mismo, el ministro chino de Comercio también ha defendido que las medidas de seguridad nacionalque planean los Estados Unidos no favorecen los intercambios comerciales y económicos normales.
Al mismo tiempo, la representación asiática también defiende que las medidas unilaterales y proteccionistas que toma los Estados Unidos, que son inconsistentes con las reglas del mercado y el principio de competencia leal, al tiempo que perturban la seguridad y la estabilidad de las cadenas de suministro globales.
Por su parte, la secretaria estadounidense de Comercio, Gina Raimondo, ha afirmado que los intercambios comerciales entre ambos países deben alinearse con los intereses y los valores de su país.
Al mismo tiempo, Raimondo también ha reclamado un trato justo y transparente de las empresas estadounidenses en China, al tiempo que ha reafirmado que los Estados Unidos se centran en proteger su seguridad nacionala través de controles de exportación dirigidos estrictamente a tecnologías que tienen impactos claros en la seguridad nacional o los derechos humanos, sin que ello implique perjudicar el crecimiento económico de China.