La región del Golfo de Guinea ha vivido una considerable espiral de violencia el último trimestre de 2018.
En 2018, se han registrado 201 incidentes relacionados con la piratería en las operaciones de transporte marítimo, según explica un informe del Consejo Marítimo Internacional recogido por Bimco. La cifra es superior a la de 2017, con un total de 180, y a los 191 del año 2016.
Todos ellos han ocurrido en el Golfo de Guinea, lo que refleja un fuerte aumento de los ataques en África occidental. La región ha vivido una considerable espiral de violencia el último trimestre de 2018, con 42 secuestros solamente en las aguas de Nigeria.
En opinión del área de seguridad de Bimco, cambiar esta tendencia no es difícil en términos militares, pero se necesita voluntad por parte de la comunidad internacional y una gran cooperación para conseguirlo.
Aunque se está apostando por entrenara las fuerzas navales de la región y reforzar su capacidad, los resultados solamente se verán a largo plazo, por lo que es preciso combinar esta estrategia con más activos en el mar y el aire para conseguir un mayor cumplimiento de la ley a nivel local.
Posibles riesgos
Teniendo en cuenta las diferentes actividades que se desarrollan en la zona, con buques pesqueros y de suministro, entre otros, suele pensarse que el desarrollo de una operación antipiratería sería extremadamente complicado y supondría un gran riesgo al poder disparar contra la gente equivocada.
Sin embargo, desde Bimco aseguran que no es peligroso y se está exagerando, puesto que ya se ha hecho antes en otras partes del mundo. Solamente sería difícil a nivel político, ya que es necesario que la administración local y la comunidad internacional apoye estas iniciativas.
A día de hoy, se está haciendo un gran trabajo desde la Armada de los países implicados con los recursos que tienen disponibles, pero no es suficiente para luchar contra las organizaciones terroristas, actividades criminales e insurgentes, ya que carecen de los debidos recursos legales para acabar con la piratería.
Como resultado, esta peligrosa actividad sigue siendo una gran amenaza para el comercio marítimo, por lo que desde el Consejo Marítimo Internacional y del Báltico piden mejorar la seguridad de los trabajadores del mar, lo que iría en beneficio de los intereses estratégicos de los diferentes países en esta región.