Además de problemas de seguridad e higiene, esta situación afecta a los trámites aduaneros y a la gestión económica.
El problema de la inmigración clandestina en los transportes de mercancías puede provocar una importante serie de problemas que van desde la propia seguridad de los equipos, la carga y las tripulaciones, hasta cuestiones de higiene y seguridad alimentaria en el caso de perecederos.
Conscientes de esta situación, precisamente por sufrirla en primera línea, Anesco ha pedido a la secretaria de Estado de Seguridad del Ministerio del Interior, Ana Botella, una reunión para abordar la problemática de los polizones en las terminales portuarias, tras alertar recientemente del aumento del intrusismo de personas que tratan de llegar a otros países a través del transporte marítimo ilegal, así como de las consecuencias que generan la presencia de estos polizones en algunas terminales portuarias.
Por este motivo, desde Anesco se reclama una mayor coordinación entre las diferentes administraciones públicas con competencia en la materia para evitar estas situaciones que se producen mayormente en los puertos de Melilla, con destino a la península y, sobre todo, en los puertos de Bilbao y Santander hacia el Reino Unido.
Además de ser una situación peligrosa para la integridad de las propias personas, que transitan y pernoctan entre maquinaria pesada y cargas suspendidas, sin ninguna medida de seguridad, también conlleva "graves problemas aduaneros, económicos, comerciales y de reputación para nuestros tráficos marítimos", según destaca la organización empresarial, como parte de un fenómeno que, como destacan, "se ha incrementado notablemente en los últimos meses y cada vez son más las personas que pretenden embarcar como polizones en los buques a los que las empresas de Anesco prestan servicios".