Los aeropuertos vacíos, los trenes de alta velocidad al 45% de ocupación y la escasa utilización de determinadas autovías radiales son situaciones que pueden explicarse por la caída de la demanda, sin embargo, tienen su justificación en la deriva de las inversiones y en la superposición de unas infraestructuras con otras. Así lo ha expresado el presidente de la Asociación de Líneas Aéreas, Pablo Olmeda, en un comunicado en el que lamenta que la intermodalidad en el Plan de Infraestructuras, Transporte y Vivienda, PITVI "no sea más que una expresión sin contenido".
Olmeda ha destacado que el transporte por carretera, el aéreo y el ferroviario transitan "por caminos bien diferentes" en lo que se refiere a las variables económicas básicas y configuran los puntos de partida sobre los que será posible una "integración colaborativa" que se identifica en el concepto de intermodalidad fijado por el Ministerio de Fomento en el PITVI.
"Una difícil ecuación cuando nos referimos a modos cuyas infraestructuras tienen distintos criterios de inversión y de amortización, y cuando la gestión muestra las características singulares de lo público y de lo privado" ha apuntado.
En este sentido, ha manifestado que el denominador común de esos modos de transporte debería de ser la equivalencia entre el coste del servicio y el precio cobrado por él. Según ha declarado "coste, precio y calidad para buscar el equilibrio entre la oferta y la demanda, que en el caso español presenta desviaciones significativas en uno y otro caso".
Diferencias en la gestión de infraestructuras
Olmedo ha criticado los distintos criterios de inversión y de amortización. A este respecto, ha explicado que cuando la gestión de las infraestructuras se realiza desde la iniciativa pública, refiriéndose a Adif, "parece que la equilavencia entre coste y precio carece de importancia como se pone de manifiesto en la política comercial (Renfe) para mejorar la ocupación del AVE".
Lo que pretende el presidente de la asociación es poner de manifiesto que el problema de la amortización de las infraestructuras ferroviarias pasa a un segundo plano ante la necesidad de justificar la utilización de estas infraestructuras mediante una política de precios al público.
En contra, cuando la gestión de las infraestructuras aeroportuarias es pública, en referencia a Aena, y la gestión del transporte aéreo es privada, (Compañías Aéreas), "el discurso político cambia" ya que recae en los operadores privados el sobrecoste de la inversión innecesaria, de las instalaciones suntuarias y de los servicios públicos excluidos del pago".
"No hay equilibirio entre una gestión aeroportuaria, extraordinariamente inducida desde el Ministerio y la gestión de los operadores aéreos", ha opinado Olmeda, quien advierte que esta situación está provocando la mortalidad de empresas y una pérdida de operaciones de vuelo y pasajeros transportados.
Para terminar, el presidente de la asociación ha aclarado que la eficiencia de la intermodalidad "va más alla de la integración de las infraestructuras", se extiende a la reingeniería de los procesos, a la redefinición de las normas, a la homologación de las condiciones, "que están llamadas a evitar el desarrollo de unas, sobre el subdesarrollo de otras, cuando éste no se justifique por criterios objetivos de funcionalidad y de economía".