El sistema portuario internacional es un sector en permanente competencia que está experimentando grandes cambios y que tiene que responder a crecientes exigencias sociales. En este contexto es imprescindible, más que nunca, mejorar la competitividad de los puertos para poder mantener o incrementar tráficos.
Hasta el momento esa mejora se ha hecho por dos vías. La primera, a través de las infraestructuras físicas. Los puertos españoles han desarrollado sus estructuras físicas durante los últimos años mediante grandes inversiones para ganar al mar superficie de aguas abrigadas, incrementar el calado, construir diques y aumentar la superficie de muelles y de terreno a concesionar. Con esas inversiones los puertos ganaban competitividad al poder albergar más buques y de mayor envergadura.
Sin embargo, las posibilidades de seguir por ese camino están llegando a su fin. Las restricciones medioambientales y la oposición vecinal hacen cada vez más difícil plantear proyectos que supongan una ampliación sustancial de los puertos y solo quedan por completar algunas de las ampliaciones que fueron previstas tiempo atrás. Por tanto, la competitividad futura de los puertos dependerá cada vez menos de la mejora de sus infraestructuras físicas.
El otro pilar para ganar competitividad empleado hasta ahora ha sido el de mejorar la eficiencia para abaratar costes. En la mayoría de los casos esta mejora ha venido de la mano de automatización de procesos y del incremento del rendimiento de la maquinaria. Este pilar se ve ahora reforzado tanto por la irrupción de nuevas tecnologías (Inteligencia Artificial, Internet de las cosas, blockchain, big data, robótica, redes 5G, etc), como por el abaratamiento de los sensores y de sus capacidades.
Esta situación nos lleva a un nuevo paradigma de competitividad en el que entra en juego con fuerza la vertiente digital que pasa necesariamente por impulsar el uso de la tecnología y de la innovación para mejorar la eficiencia, como elemento básico para permitir el desarrollo tecnológico, por implementar sistemas de ciberseguridad, por ser cada vez más sostenibles medioambientalmente y que además ello se perciba claramente por la sociedad.
En definitiva, pasa por convertirse en lo que se denomina un smart port o puerto inteligente que incorpore, tanto en la gestión como en las operativas de la comunidad portuaria y de su cadena de valor, distintas tecnologías para gestionar algo más que datos, conocimiento.
Un puerto inteligente es el que incorpora, tanto en la gestión como en las operativas de la comunidad portuaria, distintas tecnologías para gestionar más que datos, conocimiento.
Por esta razón, el Marco Estratégico de Puertos del Estado tiene como una de las dieciséis líneas estratégicas la denominada ‘Administración portuaria digital: Puertos inteligentes y sincromodales’ y por ello hace poco se ha aprobado la norma UNE178110 que establece los requisitos que debe cumplir un puerto para ser considerado como puerto inteligente y las recomendaciones para su consecución.
La Cátedra Smart Ports de la Universidad Jaume I de Castellón nace como nexo de unión entre los distintos actores de los puertos españoles interesados en el desarrollo de puertos inteligentes, consciente de que en este camino es fundamental la colaboración entre los puertos para compartir buenas prácticas. La Cátedra está abierta a la participación de todas las entidades que lo deseen.