La transformación digital supone una vuelta de tuerca a la competitividad, que ahora parece orientarse de manera abrumadora hacia las nuevas tecnologías que inciden en la gestión de datos para canalizarla en información.
El potencial de las nuevas tecnologías para gestionar ingentes cantidades de datos se está viendo complementado por el incremento de la capacidad de análisis que ofrecen diversas herramientas, como la inteligencia artificial entre otras.
En el terreno portuario, los puertos inteligente utilizan tecnologías avanzadas para ser más eficientes en sus operativas, más seguros y más sostenibles medioambientalmente, hasta el punto de que la mayor diferencia competitiva en los puertos se va a medir por el nivel de tecnología que implementen para conseguir estos objetivos.
De este modo, a las inversiones en infraestructuras para dar servicios portuarios se suman las cada vez mayores partidas que dedican los responsables portuarios a contar con herramientas tecnológicas que faciliten la gestión de los recintos portuarios, que mejoren la operativa, reduzcan tiempos de espera, agilicen accesos y tránsitos y reduzcan la carga burocrática en cada una de las actividades, entre otros muchos aspectos.
Con los puertos inteligentes, el aspecto diferenciador pasa al valor añadido que aporta la tecnología en las distintas actividades.
En este sentido, la competitividad de los puertos pasa por ofrecer valor añadido y aquí la digitalización es una pieza clave, junto con la colaboración.
Solo a través de una colaboración público-privada eficaz se conseguirá que los nuevos desarrollos tecnológicos den solución a las necesidades de los diferentes integrantes de las comunidades portuarias.
Como consecuencia de esta transformación que va a vivir el sector portuario, pasando a un nuevo modelo de gestión a través del conocimiento, la clave no reside ya en las infraestructuras portuarias en sí, porque en la mayoría de los casos se ha llegado al máximo desarrollo, ni en la conectividad, que ya está resuelta. El aspecto diferenciador va a estar en la parte tecnológica.
A su vez, este proceso implica la necesidad de crear comunidades con nuevas capacidades, con distintos conocimientos tecnológicos adaptados a las nuevas realidades que están surgiendo y que apuestan por un uso avanzado de la tecnología.
La Inteligencia Artificial irrumpe
En esta misma línea, con la irrupción de la inteligencia artificial estamos viviendo una revolución que está en sus primeros pasos y que un cambio cultural que afectará también al empleo y a la formación de las personas, de tal manera que desaparecerán algunos empleos y otros nuevos surgirán, lo que obliga a los trabajadores a pensar en un reciclaje y una formación continuos.
Los puertos inteligentes buscan una mayor integración en el territorio sobre la base de una mayor apertura a la sociedad.
A este respecto, las iniciativas de automatización de algunas terminales españolas reducen el número de estibadores necesarios para mover mercancías, pero, por otro lado, requieren de más personal cualificado para el control de las operaciones.
Este cambio obliga a formar al personal en nuevas habilidades digitales, sin perder de vista otras ‘habilidades blandas’ que les permitan gestionar el cambio y adaptarse con rapidez a una coyuntura en continua transformación.
En este mismo sentido, la formación debe adaptarse al propio desarrollo de las herramientas tecnológicas, aspecto que requiere de una implicación profunda de todas y cada una de las empresas que conforman cada comunidad portuaria, con el fin de evitar que se pierda competitividad en todo el conjunto.
Por lo que respecta a la legislación, la creciente carga burocrática que acarrea la aparición de nuevas normativas supone más y más trabas para agilizar la transformación digital que requiere el sector portuario.
Así pues, sería conveniente una revisión de la legislación actual para que no peligren importantes inversiones y el marco jurídico se adapte a la realidad del tráfico jurídico en cada momento.
El sector se electrifica
En cuanto a la electrificación del sector, el plan de inversiones de Puertos del Estado impulsa la conexión eléctrica en los muelles que originará una considerable reducción de emisiones en un contexto de importancia creciente de la sostenibilidad.
En este sentido, la relación entre respeto medioambiental e innovación es cada vez más estrecha, de tal modo que no se entiende un valor sin el otro, ya que los avances tienen que ser sostenibles para conseguir un desarrollo adecuado.
Por último, los puertos inteligentes aspiran a ser entes más abiertos a los ciudadanos y a la sociedad, dejando ya totalmente atrás los tiempos en que los recinto portuarios vivían como islas cerradas totalmente independientes y alejadas de las ciudades en que se ubican.
Con esta apertura a la sociedad, los puertos consiguen una mejor conexión social con su entorno, mayor transparencia y una mejor comunicación entre el puerto y la sociedad, que fomente relaciones económicas fructíferas para todos, como entes coordinados y que forman parte de un territorio compartido.