Desde hace ya algunas décadas, España se ha convertido en uno de los principales destinos turísticos del planeta.
Este sector es uno de los principales motores del país desde los años sesenta del siglo pasado y, con el paso del tiempo, ha ido impulsando también cambios sociales, culturales, económicos, e incluso políticos.
En los últimos años, además, tras la pandemia, el turismo parece haber recuperado su ritmo de crecimiento y marca nuevos registros máximos tanto en número de visitantes, como en el gasto medio.
Además, se observa en paralelo dos fenómenos que indican un cambio en esta actividad económica. Por un lado, la afluencia de turistas es cada vez más constante, circunstancia que contribuye a que se noten menos los picos estacionales tan propios de este sector.
El turismo tras la pandemia, aporta más visitantes extranjeros y nacionales que cada vez recurren más a infraestructuras fuera del sector hotelero”.
Al mismo tiempo, por otra parte, España está ampliando su oferta turística de manera exponencial. Casi podría decirse que todo el país se ha transformado en un potente destino turístico. Si hasta hace unos años el turismo vacacional, muy vinculado a las costas, era el único existente, ahora se han ampliado las opciones, con una pujanza importante tanto del turismo interior, como de los viajes asociados a cultura y gastronomía, así como a la naturaleza.
Como consecuencia de esta situación, el sector turístico necesita de todo un abanico de servicios para atender a los visitantes que, además, cada vez es más necesario fuera de los períodos vacacionales tradicionales y en nuevas zonas geográficas de interés más allá de la costa.
Málaga o Barcelona son claros ejemplos del cambio que han vivido a causa del turismo y que ha implicado, además, un efecto multiplicador de la población que atraen y del volumen de servicios que requieren.
Estadísticas
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, España recibió 6,3 millones de turistas internacionales el pasado marzo, un 21,0% más que en el mismo mes de 2023. Así mismo, en los tres primeros meses de 2024 el número de turistas aumentó un 17,7%.
En paralelo, el gasto total de los turistas internacionales que visitaron España en marzo aumentó un 29,7% y alcanzó los 8.652 millones de euros. A su vez, el gasto medio diario se incrementó un 5,4%, hasta 180 euros.
Por lo que respecta al turismo nacional, el número de viajes de los residentes en España aumentó un 10,0% en el cuarto trimestre del año pasado y se situó en 41,7 millones. Así mismo, el gasto total subió un 18,7% y superó los 12.542 millones de euros en el último cuarto de 2023. Andalucía, Cataluña y Comunidad Valenciana fueron los principales destinos. En el conjunto del año 2023, el número de viajes aumentó un 8,5% y el gasto creció un 16,8%.
La oferta turística española ha ganado en variedad y amplitud geográfica, dejando de lado el sol y la playa parar volcarse en cultura, gastronomía y naturaleza”.
Por otra parte, y con datos de abril en este caso, las pernoctaciones en establecimientos hoteleros descienden un 3,2% en abril respecto al mismo mes de 2023. A su vez, los precios hoteleros se han incrementado un 4% anual, de tal manera que los hoteles facturaron 110,2 euros de media por habitación ocupada en abril, un 5,25% más que el mismo mes del año anterior.
A la vista de los datos se observa un mayor movimiento de turistas, tanto nacionales, como internacionales, que tienden a aprovechar cada vez más estructuras alternativas al sector hotelero.
Sector logístico acorde
Esta reconfiguración del turismo en España requiere de un sector logístico capaz de soportar estos grandes volúmenes de viajeros y que, además, sea capaz de responder con eficiencia y agilidad a los cambios estacionales que, pese a su evolución, siguen siendo la marca distintiva del sector.
Las implicaciones cubren muy diversos sectores, desde la alimentación a la salud, pasando por los coches de alquiler o los suministros hoteleros, entre otros.
De hecho, de un tiempo a esta parte se observa una reconfiguración de la actividad logística asociada a la pujanza del turismo y aprovechando, además, que la población española se concentra especialmente en la costa mediterránea y en la zona central que rodea a la capital, una ciudad que cada vez absorbe un mayor volumen de turismo y de viajes de negocios.
Ese tirón se nota especialmente en el importante desarrollo de naves logísticas en mercados tradicionalmente secundarios, como Valencia o Málaga, en los que, junto con una población dinámica y una actividad económica pujante, también se pueden aprovechar las infraestructuras portuarias que conectan a estas ciudades, principalmente a la capital valenciana, con algunos de los principales hubs logísticos mundiales.
De igual modo, España se está convirtiendo cada vez más en un país receptor de grandes cruceros, tanto en la fachada mediterránea, como en la atlántica. Esta actividad crucerística también está influyendo en la vida y la economía de algunas grandes capitales costeras, que viven un impulso renovado.
Así pues, la actividad logística juega un importante papel complementario al turismo y también para otros sectores vinculados, como el comercio, la hostelería y la restauración.
Los patrones estacionales del turismo son cada vez menos acusados, con visitantes que llegan al país prácticamente a lo largo de todo el año”
Sin embargo, el sector turístico también tiene retos por delante. Los principales están relacionados con la búsqueda de un sector más sostenible, con visitantes de mayor poder adquisitivo, y con evitar que la saturación acabe matando la gallina de los huevos de oro.
En definitiva, España tiene que buscar un nuevo modelo económico que aune servicios con capacidad industrial.
El país tiene que ser capaz de alcanzar un equilibrio que evite el abandono de las zonas rurales del interior, que impulse la actividad en la costa, que busque una mayor autonomía productiva y energética, sin perder de vista la competitividad y la productividad.
Para ello, tanto turismo como logística son dos actividades cruciales, en las que se puede aprovechar la privilegiada posición geoestratégica del país para impulsar una transformación asociada a las nuevas tecnologías.