La logística y el transporte a temperatura controlada viven un momento pujante. La crisis sanitaria ha colocado a este segmento en la primera línea de atención y está impulsando de manera decisiva su profesionalización y su tecnificación. Y, más aun, esta tendencia parece mantenerse incluso con la situación ya superada claramente.
Para un mantenimiento estricto de la cadena de frío son necesarios personal experto, equipos adecuados y un uso cada vez más intensivo de las nuevas tecnologías, ya que, además, de los propios servicios logísticos, esta actividad aporta un caudal de datos e información que son esenciales para una actividad económica tan especializada como es la relacionada con los productos refrigerados, en general.
De igual modo, las nuevas tecnologías también juegan un papel clave para que la logística y el transporte a temperatura controlada sea un segmento de actividad cada vez más responsable.
Por un lado, el uso de la tecnología permite reducir las emisiones contaminantes y controlar el consumo energético, un aspecto fundamental para esta actividad en un contexto de precios altos de la energía y de una creciente presión para reducir la huella de carbono.
Por otro, las tecnologías también permiten el desempeño de una actividad más responsable desde el punto de vista social, en un contexto de alarmante escasez de profesionales adecuadamente formados para las necesidades concretas de las empresas.
Pese a todo, la logística y el transporte a temperatura controlada sigue atrayendo el interés de importantes inversores para un sector de actividad en ebullición, con grandes posibilidades de crecimiento y que, además, son plenamente conscientes de su importancia económica y social.
También juega un papel importante en este interés la compleja red de relaciones comerciales existente entre las empresas logísticas y de transporte con sus clientes, entre los que se cuentan algunas de las principales empresas de sectores como la gran distribución, la alimentación o la industria farmacéutica, entre otras. Todo este panorama, atravesado por múltiples circunstancias y factores, está haciendo evolucionar a una actividad que parece dirigirse a un escenario de mayor consolidación, más competitividad, gran profesionalización y un alto nivel de tecnificación.
Sin embargo, se hace difícil saber hacia dónde se dirige la actividad en medio de un panorama tan incierto como el actual. Lo único cierto e inmutable en la logística y el transporte a temperatura controlada es que el mantenimiento de la cadena de frío es la razón de ser de todas las empresas que forman parte de este esencial, complejo y apasionante segmento de actividad económica.