Tras presentar unas cuentas decepcionantes, con pérdidas de 92 millones de libras esterlinas en el primer trimestre de 2022, cerca de 108 millones de euros al cambio, Royal Mail ha anunciado que el grupo empresarial pasará a denominarse International Distributions Services, como parte de un movimiento de mayor calado.
En concreto, la británica pretende que el nuevo nombre del conglomerado permitirá dar una entidad diferenciada a la propia Royal Mail y a su filial GLS. De igual modo, la modificación de la denominación también pretende dar total independencia financiera a las dos ramas y poner de relieve el importante papel que juega GLS en las cuentas del grupo, sobre todo en un contexto de fuerte declive del negocio postal y con las actividades que habían sostenido a la británica durante la pandemia, principalmente la distribución de pruebas diagnósticas y otros productos sanitarios, en retroceso.
Así mismo, en el transfondo de la operación también se abre la posibilidad, expresada públicamente por la propia compañía, de una futura separación de ambas compañías. GLS ha visto una reducción anual de sus volúmenes durante el primer cuarto de 2022 de un 3%, aunque, en paralelo, los ingresos de la compañía se han incrementado en un 9,8%, como consecuencia de los incrementos de tarifas introducidos y de la repercusión de los aumentos de los precios de los combustibles al inicio del ejercicio.
De cara a lo que resta de año, Royal Mail vaticina un aumento de los ingresos de GLS en un porcentaje de una única cifra con un beneficio que oscilaría a finales del ejercicio entre los 370 y los 410 millones de euros, en un entorno de fuerte presión de los costes al que deberá hacer frente con medidas de eficiencia, de mejora del servicio y de repercusión en precios.