La consolidación de las plataformas asiáticas de comercio electrónico de bajo coste ha puesto en guardia a los grandes actores del sector.
Hace un par de semanas, Alibaba anunciaba que iba a agrupar todas sus empresas que actúan en el ámbito del comercio electrónico bajo el paraguas de Alibaba E-Commerce Business Group.
De este modo, la plataforma china pretende responder así a los cambios que está viviendo el canal on-line, tanto desde el punto de vista de los hábitos de consumo, como desde el prisma de la propia operativa empresarial.
Pocos días antes, a mediados del pasado mes de noviembre, Amazon puso en funcionamiento su nueva plataforma de comercio electónico de bajo coste.
La iniciativa, con la denominación comercial de 'Amazon Haul', está destinada a competir con otras plataformas asiáticas de fuerte implantación en este segmento en el que, además, priman unas agresivas prácticas comerciales.
Los dos grandes gigantes mundiales del comercio electrónico parecen haberse dado cuenta de que las compras en el canal on-line se están empezando a jugar con unas nuevas reglas.
A este respecto, conviene tener en cuenta que el comercio electrónico está dominado tradicionalmente por los compradores más jóvenes, aquellos precisamente más sensibles a las novedades, pero, al mismo tiempo, con menor poder adquisitivo a priori y que mueven grandes volúmenes de pedidos de bajo coste, que, por otro lado, es uno de los factores que marca la rentabilidad de las operaciones en el e-commerce.
Este contexto implica la apertura de una nueva fase del comercio electrónico mundial marcada por precios más bajos, pedidos más pequeños y globalizados, tal y como se está dejando notar, sin ir más lejos, en la actual campaña de fin de año en España.
Todos estos factores tienen su impacto en la gestión logística de las entregas del canal on-line, que deberá evolucionar hacia envíos más rentables, principalmente mediante pedidos extradomiciliarios, ya que con los precios que se plantean no queda lugar para gestionar posibles fallidos, y con tiempos de entrega más prolongados, que, por lo general, no pongan tanto el acento en la urgencia de la recepción, como en una trazabilidad total de todo el proceso.
De hecho, con relación a este último aspecto, es tremendamente sintomático el hecho de que Amazon, el campeón de la ultrarrapidez en el segmento, trabaje en una solución con entregas en plazos de entre una y dos semanas.
