El transporte aéreo está viviendo un año de récord. Debido a la propia naturaleza del producto, la carga aérea ha sido la primera en recuperarse tras la pandemia y hoy en día está alcanzando mejores cifras que en 2019.
De hecho, los aeropuertos españoles han movilizado más de 600.000 toneladas de mercancía en los seis primeros meses del año, un 21% más que antes del Covid según las cifras que maneja Expeditors, que asegura que las predicciones para los próximos tres años son positivas.
Gracias al transporte aéreo, caracterizado por la inmediatez, la fiabilidad para mover carga crítica y la posibilidad de organizar diferentes rutas, muchas empresas han sido capaces de mantener operativas sus fábricas, de reducir la escasez o la falta de suministro, o de mantener la cuota de mercado.
Una de las principales impulsoras del cambio ha sido la crisis del mar Rojo, dado que muchas empresas se han visto obligadas a transportar sus mercancías por avión para evitar los conflictos marítimos. Por ello, no es de extrañar que la demanda global de carga aérea se haya incrementado en cifras cercanas al 20% en los primeros meses de 2024, según IATA.
A ello se añade el aumento de los fletes, que ha llegado al 90% en la ruta Asia-Europa a principios de año, y el incremento de las emisiones de CO2 en el primer cuatrimestre en más de un 60%.
Además, una nueva tendencia explica el auge del mercado aéreo: los cambios de consumo relacionados con el comercio electrónico. De hecho, hay rutas que no son muy populares para el turismo y que las aerolíneas conservan debido a la demanda de carga.
Sin embargo, en caso de que Estados Unidos imponga aranceles y barreras proteccionistas a los productos de China, el comercio electrónico se vería afectado, pues derivaría en un aumento de precios para el consumidor y en una reducción de la demanda.
Pese a ello, tanto la situación actual como las previsiones del mercado aéreo son estables, positivas y con margen de mejora año tras año.