MSC, en un claro anuncio a quien quiera leer no tan entre líneas, ha comunicado a la Autoridad Portuaria de Valencia su intención de renunciar a la construcción de dos naves industriales en la ZAL del enclave.
La naviera estima que la parálisis judicial de la iniciativa por los recursos y las trabas burocráticas que afectan al proyecto lo hacen inviable, a juicio de la compañía, por lo que prefiere iniciar una búsqueda para encontrar localizaciones alternativas.
El grupo tenía previsto invertir unos noventa millones de euros para construir una plataforma para carga seca y otra para refrigerada en la instalación logístico-portuaria. En proyectos con inversiones tan elevadas y con una ejecución tan prolongada es imprescindible que se ciñan a unos plazos adecuados y previsibles.
La decisión de la compañía se produce en un momento en que parece que la ampliación norte del puerto de Valencia pende de una decisión política.
Desbloqueo 'urgente' del proyecto de la Terminal Norte
Por su parte, desde la Asociación de Directivos y Empresarios Logísticos, Propeller Valencia, en un comunicado emitido este lunes se indica que "no puede ni quiere entrar a valorar la idoneidad de una decisión empresarial como la que ha llevado a la compañía MSC a buscar una alternativa para sus proyectos en la ZAL del Puerto de Valencia".
No obstante, desde Propeller Valencia destacan que esta decisión viene a confirmar los peores presagios de los últimos meses. La judicialización de los proyectos y la tibieza del Gobierno, prosigue la nota, en torno a las grandes infraestructuras productivas de la Comunidad Valenciana en general y del puerto de Valencia, en particular, pueden provocar el desvío de grandes inversiones y, por consiguiente, una pérdida notable de la competitividad de la economía y de nuestra capacidad para generar empleo y riqueza.
Como primera medida, desde Propeller Valencia se insta al Gobierno a que desbloquee urgentemente el proyecto de la Terminal Norte, que se encuentra pendiente únicamente del visto bueno del Consejo de Ministros, para no tener que lamentar la fuga de una de una inversión que supera los 1.200 millones de euros y que parece estar claramente en riesgo.