Tras el reciente acuerdo del Parlamento Europeo para establecer los objetivos de reducción de CO2 más ambiciosos del mundo para camiones y autobuses de aquí a 2030, la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles, Acea, ha hecho un llamamiento a los responsables políticos para conseguir que los vehículos pesados de cero emisiones realmente puedan circular por las carreteras europeas.
Consideran, en este sentido, que no se puede regular la oferta sin abordar los obstáculos de la demanda. Los fabricantes de camiones y autobuses se han comprometido a ayudar a Europa a alcanzar sus objetivos climáticos ofreciendo soluciones sostenibles, y están cumpliendo con ello mediante la inversión y el aumento de la producción de modelos propulsados por baterías eléctricas e hidrógeno.
Sin embargo, no pueden afrontar solos el reto de la descarbonización, y entienden que los ambiciosos objetivos que se están adoptando deben estar respaldados por condiciones propicias igualmente ambiciosas y un marco normativo coherente.
Así, recuerdan que hoy en día casi no existe infraestructura pública de recarga adecuada para camiones y autobuses. Europa necesita al menos 50.000 cargadores de acceso público y 700 estaciones de recarga de hidrógeno para alcanzar el objetivo de reducción de CO2 del 45% en 2030.
Del mismo modo, los fabricantes sostienen que la fijación de precios del carbono y los sistemas de incentivos destinados a reducir la diferencia en el coste total de propiedad entre los vehículos diésel tradicionales y sus homólogos de cero emisiones se quedan cortos.
Manifiesto #FutureDriven
Por este motivo, han elaborado el Manifiesto #FutureDriven, adaptado a las necesidades y retos específicos de los camiones y autobuses de cero emisiones. En él, formulan cinco recomendaciones políticas para el próximo mandato de cinco años a nivel europeo.
En primer lugar, creen que ya es hora de volver a incluir la estrategia industrial en la agenda, estableciendo una estrategia que abarque todos los pasos de la cadena de valor digital y ecológica: desde la I+D, la minería, el refinado, los componentes y la fabricación; hasta las redes de recarga, la energía, los incentivos a la compra y el reciclaje.
También es fundamental adoptar una visión estratégica, e ir más allá de un enfoque centrado en la acumulación de normativas, desarrollando una estrategia cohesionada que garantice certidumbre en la planificación a largo plazo y plazos suficientes, así como alternativas viables para tecnologías específicas.
Por otro lado, se debe garantizar la igualdad de condiciones para los vehículos europeos fabricados de forma sostenible, defendiendo unas normas comerciales justas y libres y asegurando el acceso a los suministros esenciales. En cuarto lugar, es importante hacer de la neutralidad tecnológica un principio rector, y finalmente, se debe garantizar la movilidad de personas y mercancías para todos los ciudadanos y empresas europeos.
Hoja de ruta colectiva
Dada la magnitud de la transformación, Acea propone una hoja de ruta colectiva basada en tres pilares: oferta, producción y demanda. Además, desarrollará un plan de acción para cada uno de ellos, que se pondrá en marcha en los próximos meses y años.
Por la parte de la oferta, es indispensable garantizar un suministro fiable de materiales críticos, piezas, componentes y energía, promover una cadena de valor sostenible y socialmente responsable, acelerar la tramitación administrativa de procedimientos, y facilitar el acceso a materias primas esenciales mediante acuerdos comerciales.
En el ámbito de la producción, es importante hacer de Europa un centro de fabricación de vehículos ecológicos e inteligentes, crear las condiciones necesarias para fabricar una gama completa de vehículos de cero emisiones que resulte rentable producir en Europa, acelerar la reconversión de la mano de obra de la industria, mejorar la circularidad de la automoción, impulsar el desarrollo de vehículos definidos por software y desarrollar vehículos automatizados.
En lo que respecta a la demanda, los fabricantes creen que es preciso ampliar la infraestructura de recarga eléctrica y de recarga de hidrógeno en toda la Unión Europea, impulsar el despliegue de vehículos de cero emisiones mediante políticas y tecnologías, y ampliar los incentivos a la compra, los sistemas de contratación y las ventajas fiscales para consumidores y empresas.