Fenadismer calcula que menos del 10% de los vehículos obligados a instalar el nuevo tacógrafo inteligente de segunda generación estarían llevando a cabo el proceso de sustitución de sus equipos de control.
Según los cálculos de la patronal, la flota afectada rondaría los 130.000 camiones y 10.000 autobuses, lo que, de acuerdo con su criterio, "presagia en posible colapso a final de año de seguir esta tendencia".
En este sentido, la entidad asegura haber tenido acceso a una carta remitida por la Comisión Europea ha remitido una carta a los Estados miembro de la Unión en la que transmite su preocupación e instando a los transportistas a anticipar estas obligaciones y aprovechar las inspecciones periódicas programadas en los tacógrafos.
En esta misiva, según Fenadismer, se señala que “el tacógrafo debe someterse a una inspección periódica al menos cada dos años. Si se utilizara dicha inspección para reemplazar el tacógrafo existente por un tacógrafo inteligente versión 2, casi el 80% de los vehículos no necesitarían programar una visita adicional a un taller con el único fin de reemplazar su tacógrafo”.
Por este motivo, la Comisión europea estará instando a los países a concienciar a los instaladores y talleres de los próximos plazos y a los transportistas para que la sustitución del tacógrafo en los vehículos afectados se realice en la misma inspección.
Por todo ello, la organización empresarial recomienda a todos los transportistas "comenzar a planificar la sustitución del tacógrafo de forma inmediata y no exclusivamente hacia finales de año, con el fin de evitar posibles retrasos por falta de componentes o sobrecarga de trabajo de los talleres especializados, y de este modo evitar la paralización de su flota a partir de enero de 2025 por la imposibilidad de poder continuar realizar sus rutas en transporte internacional so pena de ser inmovilizados y sancionados en carretera".