Podemos afirmar con rotunda seguridad, y sin lugar a ningún genero de dudas, que el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible ha convencido con sus últimas declaraciones de esta semana al sector del transporte para que sufrague el sistema de pago por uso en toda la red viaria del país.
Por ser precisos, Puente ha afirmado literalmente esta semana en un evento organizado por El Español que "las carreteras no son gratis, o bien se pagan a través de sus usuarios, o bien se pagan a través de los impuestos de todos". El ministro también defiende en este mismo sentido, como otros antes con su misma responsabilidad, que "tendremos que tomar una decisión" y reclama para ello un consenso de país.
En este sentido, ilustrar esta necesidad con el ejemplo del camión alemán circulando alegremente por las carreteras españolas y ahorrándose grandes cantidades de euros tiene que haber sido sido clave para obrar este radical cambio de opinión.
Bien podría haberse pensado en otros casos. El de algún turista belga en su propio vehículo, el de una caravana de una pareja neerlandesa o el de un habitante de un suburbio parisino que regresa cada verano a su tierra en el Magreb y al que se pediría que ahorrara algo más para poder pagar los peajes españoles. Son solo algunos de muchos otros posibles, incluyendo también el de los cacereños, es un poner, que trabajan en Barcelona y que solo aspiran a volver a casa por Navidad.
Los camiones tienen la ventaja de que se ven mucho. Sobre todo en carretera. Y si son alemanes, ya se colige que son más ricos, como con más poderío y pasta para invertir no se sabe muy bien en qué.
El problema del ejemplo del camión alemán circulando por la flamante red viaria española sin abonar un duro es que suele darse poco. Más habitual, y ya debería saberse, es el caso contrario; es decir, el de camiones españoles llevando mercancía a Alemania. Esa es precisamente una de las razones por las que este país ha decidido imponer tasas por el uso de su extraordinaria red viaria a los vehículos pesados, para que contribuyan a su mantenimiento los extranjeros que la usan mucho, dada la situación central del país en la economía europea y su posición geográfica.
Aquí, el pago por uso será un factor crucial en el caso del transporte de mercancías por carretera para que se produzcan dos circunstancias. La primera de ellas es una reducción de la competitividad por precio de los productos españoles en otros mercados europeos. La segunda implica que los transportistas destinen sus ingresos a abonar estas tasas y no a subir los salarios, con lo necesario que parece ahora dignificar la profesión.
Claro, que a lo mejor lo que se pretende es impulsar el ferrocarril de mercancías, pero no mejorando su competitividad, sino reduciendo la de la carretera.
En definitiva, el ministro no habrá convencido al transporte español, un sector que sabe perfectamente que los peajes en la red viaria española están destinados casi exclusivamente a los españoles (especialmente a los que, como las empresas de transporte, usan las carreteras de manera asidua) y, a lo mejor, en un futuro y si se cumplen las previsiones, a los africanos que viajen hacia otros países europeos. Lo de europeos utilizando y pagando la red viaria española es algo residual tal y como está montado el turismo en el país.
El fraseo recuerda a declaraciones anteriores de otros responsables políticos y, aunque no se quiere, devuelve a la palestra este mismo debate recurrente que no acabará hasta que se termine imponiendo.
Dejo dicho Goethe que mostrarse fuerte atrae el auxilio de los dioses. Otros, fieles a la pedestre y, sin embargo, precisa sabiduría de Sancho Panza, piensan que tantas veces va el cántaro a la fuente que al final se rompe.