El International Transport Forum y la OCDE han publicado esta semana su últimoinforme sobre perspectivas del transporte, que se centra en las medidas necesarias para conseguir un sistema de transporte más sostenible y que esté en disposición de realizar con éxito su transición energética.
Según las conclusiones del estudio, todas las medidas de descarbonización del transporte en vigor y los compromisos asumidos por los países, reducirán las emisiones mundiales de CO2 relacionadas con el transporte sólo un 3% de hoy a 2050.
Esto significaría que el sector del transporte no alcanzaríapor un amplio margen la reducción necesaria para lograr las metas de lucha contra el cambio climático, aunque, al mismo tiempo, el análisis matiza que si se intensifican y aceleran las medidas para descarbonizar el transporte, el sector aún puede reducir sus emisiones de CO2 en aproximadamente un 80% en los próximos 25 años.
Esta reducción situaría al transporte en la senda adecuada para alcanzar los objetivos fijados, pero, sin embargo, una transición tan acelerada hacia un transporte con bajas o nulas emisiones de carbonorequiere grandes inversiones.
Según el International Transport Forum, el transporte de mercancías se duplicará aproximadamente en los próximos 25 años, mientras que el transporte de pasajeros crecerá un 79%.
Este escenario implica grandes inversiones para satisfacer esta demanda adicional, aunque, al mismo tiempo, el trabajo argumenta que adaptarse al escenario más ambicioso de limitación de emisiones implicaría un 5% menos de inversión que con las políticas actuales.
Cinco recomendaciones para la transición
A su vez, para avanzar con ambición en la transición energética del transporte, el informe hace cinco recomendaciones a los responsables políticos:
La primera de ellas se centra en desarrollar estrategias globales para la movilidad y las infraestructuras del futuro, algo que implica un cambio en el enfoque político de la planificación centrado en objetivos de descarbonización.
En segundo lugar, se plantea acelerar la transición hacia flotas de vehículos limpios, con apoyo específico de políticas con objetivos y medidas de apoyo claros y ambiciosos, que tampoco perjudiquen a los ciudadanos con rentas más bajas.
Por otro lado, el informe llama a aplicar políticas de promoción de cambios hacia modos de transporte más sosteniblesy de gestión de la demanda allí donde sean más eficaces, con la prioridad puesta en impulsar la transición a vehículos y combustibles con menos emisiones.
En cuarta posición, el trabajo apuesta por considerar los cobeneficios para las zonas urbanas al evaluar las políticas, para tener en cuenta que también pueden reducir la congestión, liberar espacio urbano y mejorar los resultados de políticas de salud al reducir los riesgos de colisión para ciclistas y peatones y limitar los contaminantes atmosféricos procedentes del transporte por carretera.
Finalmente, el informe reclama unareforma de la fiscalidad de los vehículospara reflejar las externalidades de las nuevas flotas de vehículos.
En este sentido, dado que los ingresos públicos procedentes de los impuestos especiales sobre el combustible seguirán disminuyendo a medida que mejore la eficiencia de los vehículos y se acelere la transición a los vehículos de emisiones cero, se propone unatarificación viaria eficienteque mitigaría esta disminución.
En este mismo sentido, según el trabajo, los cobros por congestión también pueden ayudar a capturar las externalidades del uso de la carretera de forma más justa.