Desde este pasado 31 de marzo, Bulgaria y Rumanía ya forman parte de la zona Schengen.
Esta situación tiene efectos inmediatos sobre los visados de sus ciudadanos en este espacio de la Unión Europea, que ofrecerá más facilidades para las contrataciones transfronterizas, y sobre la eliminación de los controles fronterizos internos marítimos y aéreos.
Con el fin de asegurar que la transición se realiza de manera efectiva, los dos países vienen realizando desde el pasado mes de diciembre diferentes ensayos y pruebas piloto destinadas a verificar que los controles exteriores en materia de inmigración y vigilancia aduanera se realizan de acuerdo con los criterios comunes a la zona Schengen.
Sin embargo, los controles fronterizos terrestres entre los dos países y el resto de los que integran la zona Schengen se mantienen, a la espera de que se fije una fecha concreta para su desaparición más adelante, pero dentro de este mismo ejercicio.
Ya en 2011, la Comisión Europea constató que tanto Bulgaria, como Rumanía cumplían los requisitos para formar parte de la que paso a paso, y desde su constitución en1985, se ha convertido en la zona de libre tránsito internacional más grande del planeta.