El avance de la industria marítima hacia la descarbonización ha traído consigo un beneficio inesperado: la reducción del ruido submarino radiado o URN. Mientras el sector trabaja intensamente en la reducción de emisiones y la eficiencia del combustible, las mismas medidas están contribuyendo en silencio a un entorno acústico más saludable en los océanos.
Para los armadores y operadores de buques que ya invierten en tecnologías ecológicas, resolver el problema del ruido submarino radiado puede ser una extensión natural de las iniciativas medioambientales existentes, que ofrece un doble beneficio tanto para las emisiones como para la vida marina.
Sinergias entre eficiencia energética y reducción del ruido
Una de las principales conclusiones de una investigación reciente ha sido la alineación natural entre las medidas de eficiencia energética y la reducción del ruido. La mayoría de las intervenciones destinadas a mejorar la eficiencia del combustible de un buque también contribuyen a reducir su producción de URN.
La limitación de la velocidad, una táctica fundamental para reducir el consumo de combustible, reduce al mismo tiempo la cavitación de la hélice y, en consecuencia, el URN. Tecnologías como los sistemas de lubricación por aire, que reducen la fricción entre el casco del buque y el agua, no sólo mejoran la eficiencia energética, sino que también contribuyen a minimizar la contaminación acústica.
El Índice de Eficiencia Energética de los Buques de la OMI, que entró en vigor en enero de 2023, limita la potencia de los motores de los buques, lo que contribuye indirectamente a reducir la URN. Otras tecnologías más avanzadas, como la propulsión asistida por el viento y las técnicas para garantizar la llegada a tiempo, prometen mitigar aún más tanto las emisiones como la contaminación acústica.
El ruido submarino radiado y sus fuentes
El ruido submarino radiado hace referencia a la energía acústica emitida por los buques en el océano. Este ruido se origina a partir de varias fuentes, siendo la cavitación de las hélices el factor que más ha contribuido.
La cavitación se produce cuando se forman burbujas de vapor de agua y se colapsan cerca de las palas de la hélice debido a los cambios de presión, liberando energía en forma de sonido. Este zumbido constante de la cavitación y el de las máquinas se suma al ruido ambiental del océano, contribuyendo a un aumento a largo plazo de los niveles sonoros.
Para las especies marinas, especialmente las que dependen de la ecolocalización y la comunicación basada en el sonido, la URN es similar a la exposición humana a la contaminación acústica constante.
Desde la década de 1930, los estudios han indicado que los niveles de URN han aumentado una media de tres decibelios por década, impulsados en gran medida por las actividades de navegación. Este aumento constante perturba el entorno acústico natural, planteando problemas a la vida marina, que depende del sonido para su navegación, comunicación y reproducción.
Si bien estudios recientes muestran algunas variaciones en las tendencias de las distintas regiones, el impacto global del transporte marítimo en el paisaje sonoro submarino sigue siendo un motivo de preocupación. Para las especies marinas, especialmente las que dependen de la ecolocalización y la comunicación basada en el sonido, la URN es similar a la exposición humana a la contaminación acústica constante.
El ruido continuo puede interferir en comportamientos esenciales, como la caza, el apareamiento y la interacción social, provocando una cascada de efectos negativos en los ecosistemas marinos. Especies como las ballenas y los delfines son especialmente vulnerables, ya que dependen del sonido para comunicarse a larga distancia.
Las aguas costeras, donde suele concentrarse la biodiversidad marina, son especialmente sensibles a estos ruidos. Por ello, organismos reguladores como la Organización Marítima Internacional han empezado ya a abordar este problema.
Las directrices URN de la OMI animan a las partes interesadas a adoptar medidas de reducción del ruido, mientras que las medidas nacionales y regionales están proporcionando una protección específica a las zonas costeras especialmente sensibles, por ejemplo mediante zonas de ralentización obligatorias o voluntarias.
El camino hacia la reducción de la URN
Lograr reducciones significativas de URN requiere un enfoque polifacético. Más allá de las innovaciones tecnológicas, se necesitan incentivos más fuertes. Los puertos y las Autoridades Portuarias, como destaca la OMI, pueden desempeñar un papel crucial a la hora de animar a los armadores a adoptar tecnologías más silenciosas.
Adoptando prácticas eficientes que tengan el beneficio añadido de la reducción del ruido, los armadores y operadores pueden desempeñar un papel fundamental en la protección de los océanos.
La Asociación Internacional de Puertos ya está tomando medidas para incluir la reducción de URN en su Índice Medioambiental de Buques, premiando a los que minimizan su huella medioambiental. Las iniciativas locales, como los planes proactivos de reducción del ruido de Vancouver, también demuestran el potencial de la acción regional para abordar este problema mundial.
La expansión de estos esfuerzos a una escala más amplia, con el apoyo de organismos internacionales como la OMI, podría crear un marco para la gestión de los URN en todo el sector marítimo. Instrumentos como las Zonas Marítimas Especialmente Sensibles ofrecen una forma de proteger los hábitats locales críticos, imponiendo controles más estrictos en las regiones designadas.
Un futuro marítimo sostenible
De cara al futuro, el objetivo fijado por la Fundación Okeanos de reducir en tres decibelios por década la URN de las profundidades oceánicas durante los próximos 30 años es ambicioso pero alcanzable. Las tecnologías de eficiencia energética existentes, que también reducen el ruido, pueden ayudar al sector a alcanzarlo.
El reto consiste en animar a los armadores a elegir las tecnologías adecuadas, ampliar la escala de estas soluciones y garantizar que los incentivos y la orientación se ajusten a los objetivos medioambientales. A medida que el sector marítimo avanza hacia la descarbonización, la reducción del ruido debe seguir siendo una prioridad.
Los beneficios medioambientales y económicos de la reducción del ruido son evidentes. Adoptando prácticas energéticamente eficientes que tengan el beneficio añadido de la reducción del ruido, los armadores y operadores de buques pueden desempeñar un papel fundamental en la protección de los océanos para las generaciones futuras.
La conversación sobre URN ha comenzado, pero el verdadero trabajo para transformar esta concienciación en acción aún está por llegar.
Una guía práctica para la industria
La Cámara Naviera Internacional, en colaboración con Bimco, es consciente de la creciente preocupación por el ruido submarino radiado, por lo que ha tomado la iniciativa de publicar la Guía sobre el ruido submarino radiado, que proporciona a las compañías navieras un conjunto completo de herramientas para abordar y mitigar la contaminación acústica en sus flotas.
En ella, se detallan las principales fuentes de ruido submarino radiado y se hace hincapié en las fuertes sinergias existentes entre la reducción del ruido y la eficiencia energética, ofreciendo oportunidades para obtener importantes beneficios conjuntos.
La guía esboza medidas prácticas de diseño y funcionamiento que han demostrado reducir los niveles de ruido, ayudando a las empresas a desarrollar y aplicar planes eficaces de gestión del ruido.