En la era digital, las cadenas de suministro se han transformado en redes interconectadas de gran complejidad que abarcan continentes y unen a miles de empresas de diversos sectores. Este nivel de conexión, si bien impulsa el crecimiento y mejora la eficiencia, también plantea enormes desafíos en cuanto a ciberseguridad. Para el sector logístico, proteger los datos, la integridad de las operaciones y la confidencialidad de la información de los clientes no es solo una prioridad operativa, sino una responsabilidad fundamental para garantizar la continuidad del negocio y fortalecer la confianza entre los socios comerciales.
En años recientes, hemos visto un aumento en los ciberataques, tanto en volumen como en complejidad. Ya sea con el uso de ataques enfocados en la 'nube', como el RaaS ('Ransomware as a Service'), o mediante el uso de ingeniería social avanzada, como los 'deepfakes' o el BEC ('Business Email Compromise'). Estos ataques buscan acceder a información sensible o, en los peores casos, paralizar operaciones críticas.
Un caso ejemplar es el ataque sufrido por Maersk en 2017, cuando un ransomware conocido como NotPetya interrumpió sus operaciones durante semanas, lo que resultó en pérdidas de hasta 300 millones de dólares y evidenció el enorme impacto que los ciberataques pueden tener en la industria de la logística y el transporte. Y es que a medida que las tecnologías evolucionan, también lo hacen los puntos de acceso para posibles amenazas.
En este sentido, contar con una cadena de suministro segura y robusta es esencial para proteger tanto los activos como la información de la empresa, además de ser crucial para preservar la confianza de clientes, proveedores y socios estratégicos. La ciberseguridad se convierte así en una ventaja competitiva permitiendo la continuidad de las operaciones sin interrupciones. En la industria de logística y transporte, donde cada minuto de inactividad puede traducirse en pérdidas millonarias, compromisos incumplidos e incluso riesgos para la seguridad de los clientes, la protección digital no puede ponerse en duda.
Contar con una cadena de suministro segura y robusta es esencial para proteger tanto los activos como la información de la empresa, además de ser crucial para preservar la confianza de clientes, proveedores y socios.
El papel de la ciberseguridad es especialmente importante en un contexto donde tecnologías como el Internet de las Cosas y la automatización de procesos se integran cada vez más en las operaciones diarias. Para enfrentar estos desafíos, es de vital importancia la adopción de un enfoque proactivo hacia la ciberseguridad: la realización de manera continua de evaluaciones de riesgo para identificar los puntos críticos en las operaciones y detectar posibles riesgos de seguridad antes de que se materialicen en amenazas reales (el uso combinado de IA + Auditoría Humana es fundamental), y la implementación de métodos avanzados de autenticación y encriptación para proteger los datos en cada punto de acceso (con el uso del principio de “Zero Trust”), son algunas de las respuestas más eficientes.
La protección se extiende también a través de un esfuerzo constante por concientizar a todos los colaboradores; la ciberseguridad es, además de un tema técnico, una cuestión de cultura organizacional que necesita de una capacitación continua. Solo así, los equipos estarán preparados para identificar y prevenir posibles amenazas, como los ataques de phishing, y mantenerse al tanto de los riesgos emergentes.
Al ser conscientes de que una cadena de suministro es tan fuerte como su eslabón más débil, entendemos que la seguridad también depende de la solidez de nuestros socios comerciales. Por ello, es relevante la colaboración de manera estrecha con proveedores y aliados para garantizar que todos operen bajo los mismos estándares de ciberseguridad y que las vulnerabilidades externas no comprometan la red en su totalidad.
Asimismo, la aplicación de tecnologías avanzadas, como la inteligencia artificial y el análisis predictivo, permite detectar de manera proactiva cualquier actividad inusual dentro de los sistemas. Estas tecnologías nos dan la capacidad de identificar patrones anómalos en tiempo real y responder de inmediato ante posibles amenazas.
Es relevante la colaboración con proveedores y aliados para garantizar que todos operen bajo los mismos estándares de ciberseguridad y que las vulnerabilidades externas no comprometan la red.
Es innegable que la ciberseguridad en la cadena de suministro seguirá siendo un desafío a medida que las amenazas se vuelven más sofisticadas y los actores malintencionados desarrollan nuevas tácticas. La automatización, la robótica y la inteligencia artificial se convertirán en elementos comunes de la cadena de suministro, lo que demanda estrategias de ciberseguridad en constante actualización.
A modo de conclusión, la ciberseguridad en esta era digital es una tarea que debemos asumir de manera conjunta con nuestros socios y colaboradores, porque el bienestar de cada eslabón fortalece la cadena en su totalidad. La protección de la cadena de suministro debe ir más allá de un mandato operativo, convirtiéndose en un compromiso con la integridad, la resiliencia y la seguridad de las operaciones y de quienes confían en nosotros.