Una vez decididas las medidas a aplicar a corto plazo en lo que se refiere a la protección del clima, los miembros de la Organización Marítima Internacional han centrado su atención en las medidas a medio plazo que serán necesarias para avanzar en la descarbonización del transporte marítimo.
En este contexto, el Consejo Mundial del Transporte Marítimo, WSC, ha examinado las propuestas actuales y ha realizado algunas aportaciones para conseguir un avance progresivo que permita que las nuevas normas sean lo suficientemente efectivas.
Los objetivos actuales pasan por la aplicación de un impuesto o tasa en función de las emisiones de efecto invernadero, el establecimiento de estándares para el combustible en materia de emisiones, la apuesta por el comercio de emisiones y un sistema de financiación y recompensas dependiendo de objetivos específicos.
Nuevos desafíos
Todos ellos comparten una serie de desafíos que deben resolverse para garantizar el éxito de la futura estrategia. En primer lugar, para eliminar las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte marítimo, como pretende la OMI, es necesario realizar grandes inversiones en la producción de combustibles de bajas, muy bajas y cero emisiones.
Asimismo, es preciso realizar los análisis correctos del combustible para evitar favorecer aquellos que aparentemente generan menos emisiones, pero producen más de las que se pueda pensar si se tiene en cuenta todo el ciclo de vida.
Por otro lado, cualquier propuesta debe estructurarse teniendo en cuenta los valores de equidad y sostenibilidad en cuanto a los países insulares y las economías en desarrollo. Por último, desde WSC destacan la necesidad de que el proceso de implementación de las nuevas medidas sea sencillo y pueda ser verificado.
El camino por delante
En este sentido, la propuesta pasa por modificar la propuesta de un estándar global para el combustible, GFS, reduciendo el número de pasos previstos y estableciendo fechas para cada uno de ellos, en función de los plazos de producción y los avances previstos a nivel tecnológico.
Esto permitirá adelantar las inversiones en combustibles de emisiones bajas o casi nulas, aumentará la inversión en I+D y reducirá el riesgo de que el establecimiento de nuevas normativas frene ciertas inversiones.
Además, se ha planteado desarrollar un programa de Corredores Verdes de la OMI para la introducción de nuevos combustibles y tecnologías, y apostar por un enfoque de evaluación comparativa de las emisiones de gases de efecto invernadero que tenga en cuenta todo el ciclo de vida.