Con una inversión de 730 millones de euros en 1.121 kilómetros de carreteras convencionales, se lograrían evitar 69 fallecidos y 212 heridos en tres años, según un informe de la Asociación Española de la Carretera, AEC, y la Asociación de Empresas Constructoras y Concesionarias de Infraestructuras, Seopan.
El estudio 'Seguridad en carreteras convencionales: un reto prioritario de cara al 2020' propone desarrollar actuaciones en 73 tramos de la red convencional con índices de peligrosidad y tráfico elevados, para compensar los errores humanos. En 2015, ocho de cada 10 víctimas fallecieron en una vía de este tipo.
Para los 19 tramos con elevada accidentalidad por salida de vía, el informe plantea diseñar carreteras que "perdonen" los errores humanos en la conducción, generando un entorno más seguro para los usuarios a través de la delimitación de los márgenes o mejoras en la adherencia del pavimento.
También podría habilitarse una zona de seguridad en su margen, suavizando las pendientes de los taludes laterales y eliminando o protegiendo, según el caso, los obstáculos del borde de la calzada.
Para los 42 tramos de especial peligrosidad se proponen mejoras relacionadas con la seguridad vial. Las medidas de bajo coste incluyen la instalación de bandas sonoras, limitaciones de adelantamientos o señalización inteligente en cruces peligrosos, mientras que entre las de mayor envergadura, destaca la ejecución de circunvalaciones para reducir un 25% los accidentes con víctimas.
Para los 12 tramos con accidentalidad por impacto frontal y fronto-lateral se propone implantar 'carreteras 2+1', como las de Alemania, Finlandia y Suecia, donde el ratio de accidentalidad se ha reducido entre el 22% y 55%, respectivamente. Ésta última sería una medida continua y, las dos primeras, puntuales.
Elevado gasto anual
AEC y Seopan indican que los siniestros tienen un coste económico muy elevado, representando un gasto de 2.120 millones de euros anuales, que podrían reducirse en 144 millones solamente en costes sanitarios.
Además, en 2015 la cifra de víctimas por accidentes dejó de reducirse, situándose en 31.884 personas, lo que indica que el efecto de las medidas disuasorias y campañas informativas podría estar "tocando techo".