Pese al tremendo potencial de la tecnología de conducción autónoma, no siempre es oro todo lo que reluce en este sector de relumbrón y en este mundo, además de ceros y unos, bits e innovaciones, también se mueven prosaicos mares de intereses empresariales y personales cruzados.
Tras una serie de disputas con Google y con Tesla, finalmente Uber ha decidido dejar de lado su programa de desarrollo de camiones autónomos y centrar todos sus esfuerzos en el desarrollo de un sistema urbano para el transporte de viajeros.
En un comunicado hecho público esta misma semana la empresa tecnológica norteamericana ha confirmado que todo el personal que hasta ahora estaba al cargo del diseño de los sistemas de conducción para el vehículo autónomo de Uber se incorporará al programa de fabricación de automóviles autónomos, con el fin de cumplir con los plazos y contar con estos equipos el año próximo.
De este modo, Uber aparca su rama de vehículos industriales Otto tras haber realizado pruebas con estas unidades en condiciones reales de trabajo en los Estados Unidos. En el trasfondo de la medida se encuentran las disputas por algunos desarrollos tecnológicos con Waymo, la empresa de Google para tecnologías de conducción autónoma.