La guerra arancelaria iniciada por la actual Administración estadounidense está generando efectos totalmente inesperados en la propia económica de los Estados Unidos.
Así, mientras que las expectativas de ventas de las principales cadenas de retail del país se debilitan, tal y como recoge el Wall Street Journal, con caídas en algunos de los principales actores de este sector durante los primeros tres meses del año que anticipa un peor comportamiento de la demanda de cara al segundo trimestre de 2019, la perspectiva de crecimiento en el precio de los suministros ha provocado un cambio de tendencia en las políticas de abastecimiento del sector.
En este sentido, ante el aumento de los aranceles de las mercancías que se importan, las principales empresas estadounidenses se han embarcado en una carrera por acumular stocks como parte de una tendencia al incremento de volúmenes de compra que tiene, además, la intención de rebajar los precios de compra de los suministros.
Con esta táctica se intenta difuminar posibles subidas de precios que pudieran producirse como consecuencia del aumento de los precios de las importaciones en un momento en el que, a tenor de los datos de los principales retailers norteamericanos, la demanda presenta una debilidad preocupante.