A la creciente falta de conductores profesionales existente, a juicio de muchos, en el sector del transporte de mercancías por carretera de gran parte de los países europeos y de otros países desarrollados, suelen contraponerse las duras condiciones de trabajo que, según denuncian los principales sindicatos europeos, existen en el sector desde hace tiempo.
La situación parecía circunscrita, según la opinión de diferentes actores del sector del transporte por carretera europeo, a ciertas empresas de países del este del Viejo Continente que llevan tiempo realizando actividades que bordean los límites impuestos por la normativa europea.
Sin embargo, estas condiciones parecen estar llegando a normalizarse, cuando hasta un representante de algún Estado miembro de la UE ha anunciado a sus compañeros del Consejo Europeo de ministros de Transporte, en el último encuentro que sirvió para llegar a un acuerdo sobre el Paquete de Movilidad, que han sido detectados conductores profesionales procedentes de Filipinas, que habrían entrado en la Unión Europea a través de Polonia y que estarían realizando servicios de transporte internacional intraeuropeo en condiciones "muy parecidas a la explotación laboral".
Esta situación remite, de primeras y sin darle muchas más vueltas, a la situación de las tripulaciones de algunos barcos mercantes, en las que abunda marinería capaz de soportar duras condiciones de trabajo con bajos salarios y procedente de los países más pobres del sureste asiático, algo que pone sobre el tapete la pregunta de si el transporte de mercancías europeo desea basar su competitividad en este mismo modelo laboral.
A esta cuestión, además, va unida la de la competencia desleal, una lacra contra la que parecen querer tomar medidas las autoridades europeas y nacionales.