Renfe comienza las pruebas del primer tren propulsado con gas natural licuado

la primera circulación en pruebas del tren, se ha realizado entre las localidades asturianas de Mieres y Figaredo, en un tren autopropulsado del parque diésel de la extinta Feve.

02/04/2018 a las 17:57 h
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Este pasado lunes 8 de enero, han dado comienzo en Asturias las pruebas con el primer tren que circulará propulsado con gas natural licuado (GNL) con el fin de poder verificar la viabilidad de esta tecnología aplicada en el ámbito ferroviario.

En el proyecto, participan Renfe, Gas Natural Fenosa, Enagás y Bureau Veritas y la primera circulación en pruebas del tren, se ha realizado entre las localidades asturianas de Mieres y Figaredo.

La promoción de este tipo de vehículos ferroviarios se enmarca en el plan de descarbonización y eficiencia energética de Renfe y Adif, así como en la estrategia de impulso del Vehículo con Energías Alternativas (VEA) en España 2014-2020.

El ferrocarril consume prácticamente la mitad de toda la electricidad utilizada en el sector del transporte en España (el 45,8% del total), según datos del Ministerio de Energía.

En el ámbito ferroviario el gas natural presenta las mejores condiciones para protagonizar una "transición segura y eficiente en el corto plazo, por motivos de disponibilidad, precio y estabilidad".

Locomotora modificada

Las pruebas se realizarán en un tren autopropulsado del parque diésel de la extinta Feve en un tramo de unos veinte kilómetros de longitud entre la estación de Trubia y la de Baiña con extensión a Figaredo, en Asturias.

Para ello, se ha sustituido el motor diésel de una de las dos unidades automotoras del tren por otro que consume gas natural para su propulsión y se han instalado los depósitos en los que se almacenará el GNL junto con los elementos auxiliares necesarios.

Las circulaciones permitirán contrastar los resultados obtenidos, tanto para tecnología diésel como para la de gas, ya que se mantiene una cabeza tractora con cada tipo de combustible en el mismo tren.

Entre las potenciales ventajas del gas natural como combustible ferroviario figuran la reducción de la contaminación medioambiental,  por la disminución de las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx), óxidos de azufre y CO2, así como la contaminación acústica.

Desde el punto de vista económico, el ministerio de Fomento sostiene que puede contribuir a reducir costes operativos por un mejor escenario de precios general respecto a los combustibles derivados del petróleo, y ofrecerse como alternativa a la inversión en electrificación de tramos no electrificados.