El operador P&O cambiará el registro de los buques que navegan bajo la bandera británica para que utilicen la de Chipre, antes de que Reino Unido abandone la Unión Europea, en parte para no ver alterada su fiscalidad.
Cualquier buque comercial debe ser abanderado por un país para cumplir con la regulación medioambiental y de seguridad. Actualmente, la naviera cuenta con seis embarcaciones británicas que operan en el Canal de la Mancha entre Inglaterra y Francia, aunque ya está en proceso de transferir tres al registro chipriota.
Este movimiento podría complicar cualquier intento de la administración británica para asegurarse más espacio en los buques y afrontar así una posible disrupción del comercio si finalmente no se consigue un acuerdo para la salida del país de la Unión Europea.
Desde P&O, sostienen que por razones operativas y económicas, la mejor opción es que los buques naveguen bajo la bandera de Chipre, lo que supondrá menos inspecciones y retrasos. Esto también supondrá el pago de menos impuestos al estar registrados en un país comunitario, si bien no se prevén cambios respecto a las condiciones de los trabajadores.
Un sistema fiscal como el de las navieras europeas garantiza el pago del impuesto de sociedades en función del tonelaje de sus buques y no de sus beneficios. Por ello, el gobierno británico está tratando de acercar posturas con operadores que están en una situación similar y ya ha otorgado contratos por valor de 129 millones de dólares (113 millones de euros) a Brittany Ferries, DFDS y Seaborne Freight.