El pasado septiembre, tuve el honor de ir invitada como experta por la Comisión Europea al 2018 International Urban Freight Peer Exchange (IPEX) en Baltimore, un evento organizado por la Dirección General de Movilidad y Transporte de la Comisión Europea y su homólogo norteamericano, la FHWA. Dos áreas del mundo, que avanzan a velocidades distintas y en entornos distintos, pero con retos comunes.
Allí, durante la semana que duró la experiencia, en la que compartimos conocimientos, retos y soluciones, en temas como las recogidas y entregas de última milla, optimización de cargas y uso del espacio público, usos de combustibles alternativos para vehículos de reparto, y tendencias sociales, políticas y económicas que afectan al transporte y a la logística, vivíamos la amenaza del huracán Florence, cuyas primeras previsiones aseguraban que iba a tocar tierra en Baltimore y a alcanzar un nivel 5 de intensidad. Y me pareció el símil más apropiado, a la situación que hoy en día estamos viviendo, en relación a la distribución urbana de mercancías.
En un momento en el que el sector es consciente, del crecimiento en volúmenes provocado por el crecimiento del e-commerce y cada vez más también del e-food; donde los plazos de entrega, y más concretamente la superurgencia, son claves en la decisión de compra; donde la diferenciación en la última milla, es cada vez más crucial para diferenciar a una empresa o a un producto del resto; donde la tecnología es vital para la optimización de costes, y poder así paliar esa caída en el precio del envío, que hemos vivido en los últimos años....viene el huracán Florence.
Un huracán compuesto de nuevos protocolos de contaminación y restricciones al tráfico en zonas de grandes ciudades, en base al tipo de vehículo, el tipo de combustible y el uso al que se destina el vehículo. Impactado por la ley, aún en borrador, de Cambio Climático, que obligará a establecer este tipo de medidas a poblaciones de más de 50.000 habitantes (138 ciudades españolas) y a la penalización sobre vehículos que no sean eléctricos, de hidrógeno o de combustibles de origen renovable.
Y todo ello, acompañado de una subida del precio de combustible, que está contribuyendo a que encontrar repartidores, y que éstos tengan un vehículo apropiado, que les permita operar en la ciudad, empiece a ser más que crítico.
Y allí estábamos en Baltimore, los que nunca habíamos vivido una situación igual, mayoritariamente europeos, preocupados. Pero curiosamente, nuestros colegas americanos, tranquilos, por ser más conscientes de cómo afrontar de la mejor manera la situación y de cómo asimilar la información y adaptarse a los cambios.
Y es que, con la llegada del “huracán”, veremos cosas positivas derivadas de estas nuevas restricciones al tráfico. Como por ejemplo, la disminución de vehículos de uso particular en las carreteras, lo que facilitará la movilidad del resto de vehículos, entre ellos los de distribución.
También veremos una mejora en la calidad del aire de las ciudades, aire que respiramos todos y que es responsable de más de 4,2 millones de muertes prematuras a nivel mundial según la OMS. Y también veremos, como aquellas empresas comprometidas, que han estado testando todas las posibles soluciones, son capaces de coger ventaja de su posición, llevarlas a cabo y poner en práctica todo el conocimiento adquirido en los últimos años.
El sector de la logística y la distribución es un termómetro de la economía de un país, ya que toda empresa que necesita comercializar un producto y hacérselo llegar a un consumidor utiliza al sector de la distribución, que cada vez tiene un mayor impacto en la ciudad.
Y es ahora, donde aquella organización que sepa adaptarse a los cambios de la forma más eficiente y segura, para poder llegar en tiempo y forma, a los plazos que se están estableciendo en estas nuevas normativas; bien porque tenga la experiencia adquirida o porque sepa acudir a quien la tiene, tomará la ventaja y el posicionamiento en la distribución urbana.
¿Y tú?, ¿estás preparado para el huracán?
May López
Asesora Experta en Movilidad y Sostenibilidad Co-fundadora de Bewego