Las medidas previstas en España para la descarbonización del parque automovilístico dibujan un panorama inédito en Europa, especialmente si se tiene en cuenta que la futura Ley de Cambio Climático de Baleare plantea la prohibición de la circulación de vehículos diésel a partir de 2025 y de todos los vehículos de combustión a partir de 2035.
Aunque son varios los países que tienen previsto poner en marcha medidas en este sentido, por el momento se trata de restricciones que no han tenido una trasposición real a nivel legislativo, según señala Anfac. Fundamentalmente, son limitaciones a la circulación de vehículos diésel o gasolina en zonas de bajas emisiones en función de un etiquetado ambiental.
Además, vienen acompañadas de "abultados presupuestos", que incluyen ayudas directas a la renovación del parque con vehículos de combustión más modernos, la adquisición de vehículos cero emisiones, la instalación de infraestructuras, la mejora de la movilidad ciudadana o el apoyo a las inversiones industriales.
La Asociación se niega a "apoyar medidas basadas en el prohibicionismo y contrarias al principio de la neutralidad tecnológica" y apunta que la estrategia 'Road to Zero' de Reino Unido para que los vehículos nuevos sean de cero emisiones en 2040 no tiene rango de ley ni prohíbe tecnologías en particular.
Asimismo, cuenta con presupuesto de 2.700 millones de libras (3.101 millones de euros), de los que 1.500 (1.723 millones de euros) se dedicarán a ayudas a la compra de vehículos cero emisiones y al despliegue de infraestructuras, así como a la financiación de proyectos industriales y de I+D.
Francia, Alemania, Países Bajos y Dinamarca
En el caso de Francia, la futura Ley de Ordenación de la Movilidad contempla incentivos a la renovación del parque con vehículos eléctricos o de combustión, ayudas a la compra de vehículos eléctricos e híbridos, y medidas de modernización de las redes. Con un presupuesto de 20.700 millones, incluye también una partida para el desarrollo de una movilidad limpia y compartida.
Alemania, por su parte, ha desarrollado un plan de Fomento de la Movilidad Eléctrica, con un presupuesto de 3.200 millones, de los que 1.200 se destinarán a subvenciones por la compra de híbridos y eléctricos de entre 3.000 y 4.000 euros. También cuenta con un fondo de 300 millones para la instalación de infraestructuras de recarga y de 2.200 millones para la investigación en movilidad eléctrica.
En cuanto a los Países Bajos, quieren eliminar el carbón y el gas del mix energético, para que en 2035 todos los vehículos nuevos sean de cero emisiones, mientras en Dinamarca aspiran a que en 2050 todas las energías utilizadas en el transporte sean renovables. En ambos casos están otorgando ayudas fiscales a la compra de vehículos de cero y bajas emisiones.