El proceso de fusiones y adquisiciones que está llevando a la consolidación de la industria marítima todavía no ha terminado, pero Maersk Line, la mayor línea de contenedores del mundo, ya se está planteando nuevas operaciones, alejadas esta vez del sector del transporte marítimo.
Su intención es situarse al nivel de los gigantes de la paquetería, como UPS o FedEx, en un plazo de entre tres y cinco años. Ahora que ya cuenta con una posición suficientemente destacada en el ámbito marítimo, está estudiando la compra de algunos activos terrestres para adaptarse a las exigencias de sus clientes.
La naviera aspira a convertirse en un integrador global en la industria marítima, ofreciendo todo tipo de servicios logísticos a sus clientes, de modo que solamente tengan que negociar con ella para el transporte de sus mercancías de un punto del mundo a otro.
Esto incluye ciertos servicios en tierra, como el despacho de aduanas, la financiación o el seguro. Para ello, ampliará su división de Transporte y Logística tratando de extender su área de influencia a toda la cadena de suministro.