Los Ventisiete han aprobado un texto que reúne y simplifica las tres normativas que regulaban hasta ahora el sector ferroviario en un único texto. La nueva legislación pretende fomentar la competencia en un sector tradicionalmente cerrado y reducir la fragmentación que sufre en Europa, donde persisten las divisiones nacionales, de modo que resulte competitivo frente al transporte por carretera e incluso el tráfico aéreo.
El paquete exige a los Veintisiete que den independencia a las autoridades nacionales supervisoras, y que éstas adquieran un rol central al asumir la capacidad de poner multas en caso de incumplimiento de la legislación y de iniciar investigaciones.
De cara al desarrollo de un regulador ferroviario único para la Unión Europea, el texto insta a las autoridades nacionales a cooperar en una "red" europea de supervisores.
Separación Renfe-Adif
Otra de las cuestiones más destacadas del texto son los avances introducidos para la separación entre los gestores de las infraestructuras y las empresas de servicios ferroviarios, que se encargan del transporte de pasajeros y mercancías. En la práctica, esto supone la división de las grandes compañías ferroviarias tradicionales, y normalmente públicas, en dos entes diferenciados, como es el caso de Renfe (servicios) y Adif (gestión de infraestructuras) en España.
La separación estricta entre las proveedoras de servicios y las gestoras de infraestructuras será abordada en el cuarto paquete ferroviario, que la Comisión Europea prevé presentar a finales de este año.
Las negociaciones en torno a estas medidas se anuncian arduas, dado que entrará de lleno en cuestiones delicadas para los Veintisiete para profundizar la liberalización de los ferrocarriles europeos, proceso puesto en marcha en 1991.
Contaminación marítima
El Consejo de Transportes también ha aprobado sin discusión la propuesta para endurecer las normas que regulan los límites de azufre que pueden contener los combustibles marinos en la Unión Europea, con el objetivo de limitar su impacto medioambiental. Estas medidas rebaja el máximo de azufre permitido en el combustible de los barcos que circulen por aguas de las costas europeas del 3,5% al 0,5%, de aquí a 2020.
Además, exigen una mayor restricción en las zonas europeas de control de emisiones como el mar Báltico, el mar del Norte y Canal de la Mancha, donde el contenido de azufre en el combustible deberá pasar del 1% al 0,1%, a partir del 2015.