Los trenes de mercancías tardan hasta tres horas más en cubrir el trayecto entre Zaragoza, Teruel y Valencia que cuando se completó el trazado de la línea en 1933. Así lo asegura el diario El Heraldo de Aragón, que recuerda que el viaje más rápido duraba por aquel entonces 7 horas y 23 minutos.
Sin embargo, la ruta se alarga ahora hasta las 10 horas y 23 minutos para los trenes cargados de coches de General Motors (GM) que opera Renfe con destino al puerto valenciano. El principal motivo son las restricciones de explotación y las limitaciones de velocidad por el estado de conservación de la línea, además de las preceptivas paradas para los cambios de maquinistas.
Todo ello supone un problema de competitividad para el corredor ferroviario, que también utiliza Continental Rail para el transporte de contenedores entre los puertos de Bilbao y Valencia, con parada en Plaza. Esta compañía, al no cambiar de maquinistas, logra hacer el trayecto desde la plataforma logística a Silla (Valencia) en 6 horas y 52 minutos.
Los recortes del Ministerio de Fomento han afectado directamente a la línea, ya que han tenido que cerrarse estaciones para reducir el personal, lo que ha contribuido a incrementar las limitaciones horarias, ya que la circulación se regula desde las terminales que se mantienen abiertas, con lo que atendiendo a los turnos de trabajo, los trenes sólo pueden pasar de 06:00 a 22:00.
No obstante, tras años de reivindicaciones, Adif ha adjudicado el sistema de comunicaciones tren-tierra para los 182 kilómetros que separan Zaragoza y Teruel, lo que permitirá controlar toda la línea desde la estación zaragozana de Portillo.
Esto hará más operativa la línea a partir de 2017, ya que se suprimirán los largos tramos de vía única en los que no pueden cruzarse trenes por el hecho de que las estaciones estén cerradas.