El mercado mundial de transporte de mercancías ha terminado 2018 con un crecimiento de un 4,1%, lo que da una muestra del dinamismo del comercio internacional que busca adaptarse a las nuevas necesidades de los mercados y al nacimiento de nuevos modelos de consumo que exigen una alta rotación de las mercancías, algo que se traduce en un incremento de los servicios de transporte y una reducción de los stocks almacenados.
Esta tendencia viene observándose en los últimos cinco años y parece consolidarse en la medida en que la industria del transporte busca adaptarse en cuatro líneas que, según el análisis de Wabco, impactarán de manera decisiva en el futuro del sector a lo largo de la próxima década.
Estas tendencias se centran en la reducción de emisiones, la electrificación, la automatización y la conectividad, como refiere Peter Bal, director del Área de Negocio de Atención a Clientes Digitales en EMEA de Wabco.
Los analistas de Wabco estiman que el transporte de mercancías de larga distancia no experimentará grandes cambios de aquí a 2025, ya que seguirá dominado por los vehículos diésel, aunque con mejoras aerodinámicas que permitan reducir tanto el impacto medioambiental de estos equipos, como su consumo de combustible.
En este sentido, el transporte por carretera tiene dos ventajas imbatibles frente a otros modos. La primera de ellas es la flexibilidad que ofrece para el transporte de mercancías, mientras que la segunda radica en la densidad de la red viaria que le permite llegar a cualquier lugar.
Así mismo, de cara a 2025, la escasez de conductores profesionales y los avances tecnológicos darán un impulso al uso de vehículos autónomos, que ya podrían empezar a verse por entonces, en la opinión de Peter Bal.
De igual modo, las nuevas tecnologías marcan el paso en cuanto a la conectividad de los vehículos, con el fin de mejorar su vida útil y poder diagnosticar y prevenir averías.
Además, la llegada del internet de las cosastambién hará que muchos más dispositivos estén conectados, lo que ayudará a mejorar la gestión de la cadena de suministro gracias al uso masivo de los registros informáticos obtenidos a través de herramientas de big data.