La Organización Marítima Internacional, OMI, adoptará a lo largo del mes de abril en el Comité de Protección del Medioambiente Marino su estrategia inicial para la reducción de gases de efecto invernadero. Para ello, se debatirá sobre la fijación de un límite de reducción de emisiones de CO2 a corto plazo y otras medidas a medio y largo plazo.
Una vez adoptada, esta estrategia se combinará con otras medidas nacionales para probar su eficacia y su alineación con los objetivos del Acuerdo de París para luchar contra el calentamiento global.
Así lo exige la Unión Europea, que ha acordado recientemente su posición respecto a estas negociaciones y cuenta con el apoyo de la Organización de Puertos Marítimos Europeos, Espo. En este sentido, esperan que sus opiniones sean tenidas en cuenta en la negociación como una contribución constructiva.
Bajo el Acuerdo de París, todos los países y sectores económicos deben iniciar acciones inmediatas para mantener el incremento de la temperatura por debajo de los 2º, aunque los puertos, las ciudades costeras y sus comunidades locales se encuentran entre los grupos más vulnerables a las condiciones climáticas extremas resultantes del calentamiento del planeta.
Tanto las medidas propuestas por Bruselas como por los países de la UE para lograr este objetivo obligan a los puertos a reducir la huella de carbono de sus actividades terrestres. Paralelamente, los puertos europeos aspiran a lograr la descarbonización del transporte marítimo mediante una oferta de servicios sostenibles.
En esta línea, la Directiva europea para las infraestructuras de combustibles alternativos determina que los puertos de la red TEN-T deberían contar para 2025 con instalaciones adecuadas para el bunkering de GNL y el suministro mediante fuentes de alimentación en el recinto.