Pese a la leve mejoría, la relación entre los cargadores y los transportistas no pasa por su mejor momento.
Es más, en palabras de Ovidio de la Roza, presidente de CETM y del Comité Nacional de Transporte, durante la asamblea general celebrada por Conetrans la semana pasada en Madrid, "la situación es crítica", aunque, por otro lado, también se ha producido en los últimos tiempos un cierto acercamiento que parece obedecer a la necesidad que tienen las dos partes de no quemar todos los puentes.
Si hasta este mes de mayo, el caballo de batalla entre el transporte y los cargadores eran las 44 toneladas, ahora el foco de la discrepancia se centra en la responsabilidad de los transportistas ante los cambios legales introducidos en la estiba de las mercancías en los vehículos de transporte por carretera.
A juicio de muchos transportistas, gran parte de los contratos de transporte sirven para eximir de toda responsabilidad en estas labores a los cargadores y, al tiempo, cargar a que las empresas del sector con las implicaciones legales que pudieran derivarse de una mala estiba.
Indefensos ante cualquier inspección
Para evitar esta situación que les deja indefensos ante cualquier inspección, las asociaciones de transportistas piden acuerdos con los cargadores que se extiendan también a la posibilidad de reducir los tiempos de espera que tienen los camiones para cargar y descargar en las instalaciones de los cargadores, algo que perjudica gravemente la rentabilidad de las compañías.
Este nueva línea roja en las negociaciones entre cargadores y transportistas aparece en un momento que el sector vive con intranquilidaddebido a la acumulación de malas noticias como la continuidad de los módulos o de los peajes en Guipúzcoa pese a que una sentencia los ha puesto duda, o como los cambios que podrían introducirse en la fiscalidad del combustible, entre otros.
En definitiva, a juicio de diversos representantes empresariales del sector, hay en el transporte una situación de hartazgo que podría conducir el próximo otoño a que se decidiese pegar un manotazo sobre la mesa y plantear movilizaciones en un entorno de división asociativa, e incluso de crisis en el modelo de algunas de estas asociaciones señeras.