El aumento del movimiento de contenedores en el puerto de Barcelona, que en los dos primeros meses de 2018 ha crecido un 21,3% con respecto al primer bimestre de 2017 hasta sumar un volumen total de 514.499 TEUs en el período, está provocando graves problemas en la operativa terrestre que distan mucho de encontrar una solución.
La semana pasada tuvo lugar una reunión de las asociaciones de transportistas para analizar una situación de colapso que ha llegado a genera, según estima Cotraport, esperas de tres horas de media para descargar contenedores en la terminal de APM en la dársena catalana.
Los transportistas llevan pidiendo a la Autoridad Portuaria de Barcelona desde el pasado 8 de marzo que busque solucionespara una situación que, como afirma Cotraport, parece "totalmente inadmisible para un puerto que aspira a convertirse en un modelo de gestión y que presenta en el exterior una gestión apoyada en altos niveles de calidad de servicio".
Cotraport afirma que este cuello de botella en el movimiento terrestre de contenedores en el recinto portuario afecta tanto a la productividad de los propios transportistas como a su salud, así como a la propia competitividad del puerto en momentos de fuerte crecimiento del tráfico de contenedores.