La Comisión Europea ha desarrollado un programa piloto que ha empezado a funcionar esta semana y que pretende monitorizar la cadena de suministro de componentes electrónicos.
Con esta iniciativa, el colegio europeo de comisarios abre la posibilidad para que todos los eslabones de esta cadena llamen la atención sobre cualquier riesgo que pueda alterar el suministro de componentes electrónicos en la Unión y, al mismo tiempo, con este instrumento también se aspira a conseguir información fiable sobre posibles disrupciones que permita establecer medidas reactivas coherentes a las autoridades comunitarias.
La Comisión también quiere que este sistema de alertas ayude a garantizar una de las cadenas de suministro críticas para la Unión Europea en estrecha colaboración con todos los actores involucrados en la producción, suministro y comercialización de componentes electrónicos.
Además, el piloto también incluye un mecanismo de coordinación con los Estados miembro para hacer un seguimiento de esta cadena de valor, anticipar posibles desabastecimientos y poner en marcha medidas de respuesta ante cualquier crisis en este ámbito.
Desde 2020 y hasta fechas recientes, se ha venido registrando una alarmante escasez de componentes electrónicos que ha afectado a diversas industrias, especialmente a las relacionadas con ordenadores, teléfonos móviles y, particularmente, también a la automoción.
En este contexto, muchos Gobiernos internacionales han hecho una apuesta por garantizarse la fabricación y el suministro de estos componentes que hasta ahora se producen masivamente en el sureste asiático.