Los neumáticos nuevos de vehículos industriales y comerciales deberán incorporar a partir del próximo 1 de mayo la nueva etiqueta europea que incorpora información sobre la calidad del producto o el consumo de combustible, la adherencia a la carretera o la contaminación acústica.
El objetivo del nuevo etiquetado es que éste sea más simple de entender para conductores y profesionales, especialmente en lo relacionado con la seguridad y la sostenibilidad.
Novedades del nuevo etiquetado de neumáticos
Entre las novedades que presenta la nueva etiqueta europea de neumáticos, hay un cambio de escala en la información sobre eficiencia energética y adherencia en calzada mojada.
La nueva etiqueta simplifica ambas clasificaciones y establece escalas descendientes de la A a la E, sustituyendo a las anteriores, que iban de la A a la G. La A continúa indicando los neumáticos con mayor eficiencia y adherencia, respectivamente, y la E la menor.
También incluye dos nuevos pictogramas, uno de agarre en hielo, que indica la adherencia en superficie helada de los neumáticos, y otro sobre la adherencia en nieve.
La nueva etiqueta continúa informando sobre contaminación acústica, pero añade, junto al número de decibelios, una escala A-B-C para que sea más inteligible. La A indica que el neumático es silencioso, la B que genera un ruido moderado, y la C que supera el límite europeo de contaminación.
Otra de las novedades es la incorporación de un código QR que al escanearlo lleva directamente a la base de datos EPREL de la Unión Europea, donde está disponible toda la información del producto, distintas clasificaciones de los neumáticos y datos sobre su proceso de fabricación. Una información incluida por los propios fabricantes de neumáticos.
Además, también presenta el nombre comercial o marca de los proveedores, su número de identificación del producto, y sus dimensiones e índice de carga y velocidad.
Según estimaciones de la Unión Europea, la puesta en marcha de las nuevas etiquetas supondrá la reducción de 10 millones de toneladas en emisiones de CO2. Y un ahorro a los consumidores de hasta 2.800 millones de euros al año en combustible.