El comercio electrónico ha hecho habituales niveles de servicio de una alta calidad que, sin embargo, los consumidores no perciben claramente, algo que obliga a las empresas que dan servicio en este canal a automatizar tareas para poder dedicar tiempo a otras cuestiones que aumenten el valor de negocio y, de este modo, intentar rentabilizar la actividad.
En un escenario como el que dibuja David Lastra, de Minsait, en la presentación del estudio 'Cinco Pilares sobre los que Edificar el E-commerce del Futuro' que ha tenido lugar este pasado jueves, durante una jornada de UNO sobre los picos de demanda del e-commerce.
Según el estudio, el número de transacciones de comercio electrónico se duplicará en los próximos cinco años, hasta alcanzar un volumen de 5.700 millones de dólares en 2023, unos 5.200 millones de euros al cambio, el B2B parece destinado a tomar el mando del canal on-line, al convertirse en un vehículo de comunicación imprescindible entre las empresas y sus clientes.
En este mismo sentido presionan también la transformación omnicanal que se está produciendo en el concepto de establecimiento físico, así como el uso intensivo de las nuevas tecnologías, con la inteligencia artificial a la cabeza, algo que supone una mayor personalización del servicio y que pone sobre el tapete la necesidad de tratar un volumen ingente de datos de manera automatizada, para poder reaccionar a tiempo en un escenario que evoluciona a velocidad de vértigo.
Así pues, el B2B parece ir ganando complejidad, hasta el punto de que podría forzar a las empresas de logística a desbordar su propio campo de actividad con el fin de aportar nuevos servicios de valor añadido, relacionados, por ejemplo, con la gestión de los pagos electrónicos y la personalización de las entregas, entre otros.