La integración omnicanal sigue adaptándose a los cambios que de manera continua se siguen produciendo en los hábitos de consumo y que, en durante los dos últimos años, han visto un viraje de profundo calado hacia el uso de los teléfonos móviles como elementos fundamentales de comunicación.
Dentro del uso de estos dispositivos, el desarrollo de experiencias omnicanal se ha centrado en la puesta a disposición de los clientes de aplicaciones móvilesque sirvan para gestionar las compras y pedidos de una manera unitaria, aprovechando las posibilidades que ofrecen los teléfonos con cámaras para escanear los códigos de barra de los productos y poder informar de todas las características de los artículos, así como su conectividad a través de internet para facilitar las búsquedas y la comparación de productos.
Integración de los canales
Esta tendencia está íntimamente relacionada con la fluidez que buscan los retailers para conseguir una integración de los canales casi perfecta, que permita transitar entre el canal físico y el on-line sin interrupciones, algo que también mejora la experiencia de compra, al tiempo que tiende a fidelizar a los consumidores.
De igual modo, la omnicanalidad también implica el desarrollo de nuevos modelos de entrega de los productos, así como de ganar rapidez en los envíos, con el fin de dar al consumidor todo el poder de decisión a la hora de decidir cómo, cuándo y dónde realiza las compras, un factor que conduce, sin solución de continuidad, al establecimiento de nuevos canales de comunicación más directos y fluidos con los clientes, a través de las redes sociales o de aplicaciones de mensajería, en busca de una mayor personalización.
En definitiva, la integración omnicanal sigue dando pasos para dar servicio a unos clientes que se han colocado en el centro del proceso de compra y en una evolución que no tiene final y que está en evolución permanente.