Debido a su elevado coste, el transporte aéreo no suele ser la primera opción para el envío de mercancía perecedera, que requiere unas condiciones especiales para su conservación.
Sin embargo, su rapidez y seguridad hace que ciertos sectores elijan esta vía para para el traslado de productos de gran valor añadido o que tengan que llegar al lugar de destino en un periodo muy corto, como ocurre con los medicamentos, con aquellos alimentos que tienen un corto periodo de maduración, las flores frescas o los productos químicos.
El crecimiento de este tipo de transporte tan especializado ha obligado a numerosos operadores logísticos, transitarios y compañías aéreas a contar con divisiones diferenciadas para atender la demanda. Esto garantiza que la mercancía se almacena y envía en los embalajes y contenedores adecuados, respetando las exigentes condiciones de temperatura y humedad que requieren esta clase de productos tan sensibles.
[sumario]La industria de carga aérea tiene las herramientas para mejorar el envío de perecederos, pero no ha sabido utilizarlas.[/sumario]
La industria de carga aérea trabaja ya en nuevas soluciones tecnológicas y proyectos colaborativos junto a otros actores de la cadena de suministro que permitan reducir los costes de estos transportes.
El principal objetivo es poder acercar algo más su oferta a la que actualmente pueden encontrar los cargadores tanto en el ámbito de la carretera como en el marítimo.
Certificación similar a CEIV Pharma
Además, resulta fundamental generar una serie de códigos compartidos para estos envíos, dado que en el caso de los alimentos, a menudo se tratan como carga general por un etiquetado incorrecto, con lo que no son manejados con la misma delicadeza por los operarios que cuando se especifica claramente que se trata de elementos sensibles.
En este contexto, IATA se está plantando desarrollar una certificación similar a CEIV Pharma para perecederos, estableciendo unos estándares a seguir por las aerolíneas.
Así se puso de manifiesto en el symposium mundial de carga organizado por la Asociación en la primavera de 2018, donde se recordó la importancia de generar nuevas vías de comunicación entre los actores que participan en la cadena de frío. Esta premisa contrasta con la poca disposición que muestra la mayoría de ellos a compartir sus datos.
Una certificación de IATA podría fijar las pautas que han de seguirse en estos transportes, pero no resolvería las reticencias a proporcionar información sobre la carga en tiempo real o sobre la temperatura ambiental, entre otras.
En otras palabras, podría decirse que la industria de carga aérea tiene las herramientas necesarias para mejorar sustancialmente el envío de perecederos, pero no ha sabido utilizarlas.
Protección de los envíos
En la actualidad, existen diversas opciones para el traslado de productos que han de llegar a su destino en un corto periodo de tiempo, y las aerolíneas tratan de proteger estas cargas al máximo, garantizando unas óptimas condiciones dentro del recipiente o contenedor.
Por ejemplo, Emirates Sky Cargo suele confiar en el material Tyvek, fabricado por DuPont, con una alta densidad de poliestireno. Esto crea una gruesa barrera protectora contra los cambios de temperatura y la luz directa del sol.
Recientemente, el operador ha implementado una versión renovada, con una triple capa que actúa como un escudo ante el calor cuando las temperaturas aumentan y evita que se escape cuando bajan. Además, ya ofrece el servicio SkyFresh, especialmente dirigido al transporte aéreo de alimentos, como frutas y verduras.
Los contenedores isotérmicos en los que suelen enviarse esta clase de cargas cuentan con diseños cada vez son más sofisticados. Uno de ellos el de AirCoolBox, resistente al agua y a los impactos, que favorece el traslado en condiciones seguras, incluso si las operaciones de ‘handling’ no se realizan con la delicadeza necesaria o la mercancía se ve expuesta a condiciones climatológicas adversas. Su sistema de control de temperatura evita la necesidad de utilizar ningún aislamiento térmico adicional, bolsas con líquido refrigerante o mantas térmicas.
Areas especializadas
Por otro lado, para asegurar que los productos se almacenan y gestionan de forma apropiada, están empezando a construirse centros o zonas especializadas en los aeropuertos. Tal es el caso de la nueva instalación para mariscos que abrirá en 2021 en el de Oslo, operada por WFS y con capacidad para 250.000 toneladas anuales.
[sumario] Las aerolíneas tratan de proteger este tipo de cargas al máximo, garantizando unas óptimas condiciones dentro del recipiente o contenedor.[/sumario]
En la misma situación se encuentra el aeropuerto de Heathrow, en Londres, que dispondrá de un nuevo centro para la importación, exportación y transbordo de cargas perecederas.
En España, un importante avance en 2018 ha sido la reapertura del PIF de Foronda, que ya puede recibir productos perecederos de origen animal para consumo humano. Decoexsa lo solicitó en 2017 para el inicio de una operativa regular de importación de pescado desde Marruecos, a través de la línea de DHL que une Vitoria con el norte de África.
En conclusión, el transporte aéreo de perecederos exige la cobertura de unas necesidades especiales, ya sean alimentos, flores o medicinas. La industria sigue dando pasos para conseguir captar nuevos tráficos, pero su principal ventaja sigue siendo la rapidez y la seguridad que ofrece para el envío de productos de valor.