El sector del transporte por carretera es, con mucha diferencia, el modo de transporte más importante en la Unión Europea, con una cuota de más del 75%, según recoge Eurostat. Sin embargo, la falta de conductores y el aumento de los costes debido a las nuevas regulaciones medioambientales suponen una clara amenaza para su desarrollo.
Los países comunitarios han acordado una reducción de las emisiones del 30% de cara a 2030 en comparación con las cifras de 2019, con un objetivo intermedio del 15% para 2025. Si no se alcanzan estos límites, existe el riesgo de que se apliquen multas que podrían amenazar la existencia de algunos fabricantes.
Uno de cada cinco puestos de conductor sin cubrir
En lo que se refiere a la falta de conductores, conviene señalar que en la actualidad quedan vacantes el 21% de los puestos disponibles en el transporte de mercancías. Precisamente por ello, la Asociación Mundial de Transporte por Carretera, IRU, ha lanzado una campaña para abordar esta problemática, aumentar la concienciación, brindar nuevas soluciones y atraer a los jóvenes hacia el sector.
Los grupos menos representativos en este ámbito son tanto los jóvenes como las mujeres. El desafío reside en reclutar a estos colectivos, manteniendo al mismo tiempo en sus puestos a los conductores más experimentados.
Además, la situación cambiaría si mejora la imagen de la profesión y el nivel de los salarios. Sería interesante, en este contexto, que el nuevo Paquete europeo de Movilidad impulsara la búsqueda de conductores.
Por otro lado, el sector se enfrenta a tiempos de espera excesivamente largos en actividades como el intercambio de palets, con la consiguiente pérdida de tiempo y dinero, y sigue denunciando la falta de aparcamientos, que debería solucionarse a la mayor brevedad, al menos por razones de seguridad.
Conducción autónoma
En lo que respecta a la conducción autónoma, aunque existe la creencia de que la figura del conductor dejará de ser necesaria, muchos expertos consideran que estos miedos son infundados. Su papel no es únicamente el de conducir, sino el de garantizar el transporte seguro de las mercancías.
Además, siempre será necesaria la presencia de un persona para intervenir ante imprevistos que no puedan ser anticipados por la tecnología. El aumento de la automatización supondrá la llegada de nuevos sistemas de asistencia a la conducción, lo que a su vez implicará ciertos cambios en sus funciones.
De este modo, el rol de los conductores pasará a ser el de gestores de una logística basada fundamentalmente en la tecnología, lo que podría atraer a más jóvenes a la profesión.