El comercio electrónico mantiene un importante grado de crecimiento en España,azuzado en su carrera por alcanzar la cuota de mercado que ya tiene en otros mercados europeos.
El año pasado, las ventas de este canal alcanzaron los 39.243 millones de euros, según los cálculos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, lo que implica un fuerte crecimiento de un 29% con respecto a 2017.
Ese mismo año, el canal on-line de productos de alimentación también tuvo un fuerte incremento de un 21,3% anual, aunque en cuota de mercado apenas representa un 1,2% del total de ventas de productos de alimentación en los hogares, una cifra que queda lejos de las cuotas de los supermercados, e incluso de las tiendas tradicionales.
Con más detalle, el comercio electrónico es más fuerte entre los productos de alimentación generales, con una cuota de un 1,8% y, sin embargo, en los frescos flojea, con una cuota de un 0,6%, que también ha crecido con respecto a 2017, aunque aún tiene un valor marginal en relación con este mercado global que tiene un valor total de 68.538,08 millones de euros, con un crecimiento de 1,6% con respecto a 2017.
Sin embargo, todo parece apuntar a que los crecimientos en estos segmentos de comercio electrónico de productos de alimentación apenas han iniciado unos incrementos que han tardado en llegar, dada la idiosincrasia del comprador español, más acostumbrado a acudir a sus establecimientos de confianza, pero que parecen imparables,a tenor de lo que ya ha sucedido en otros mercados más maduros y pese a las dificultades que ofrece este segmento.
[sumario]Pese a su importante tasa de crecimiento en los últimos años, el canal on-line de productos perecederos sigue teniendo una exigua cuota del 1,2%[/sumario]
De hecho, desde hace un par de años a esta parte se repiten nuevas iniciativas para posicionarse en cabeza de un mercado incipiente y en el que las principales cadenas del país, tanto nacionales como extranjeras como con implantación en la península ibérica, no quieren perder comba, sabedoras de que quien tarda pierde la vez.
Todo este panorama puede representar una importante oportunidad para el transporte frigorífico, toda vez que incluso en servicios de los llamados de última milla, los que acercan las mercancías al consumidor final, diferentes productos deberán ir a temperatura controlada hasta que se entreguen a los clientes.
De este modo, el transporte frigorífico entra en la distribución urbana de mercancías también.
En este punto existen dos modelos claramente diferenciados. Mientras que por un lado empresas como Mercadona han optado por realizar estos servicios de distribución con personal propio, otras cadenas prefieren que el reparto final lo lleven a cabo empresas especializadas.