"No hay marcha atrás en la entrada en vigor de Marpol". En estos términos se ha expresado Víctor Jiménez, consejero de Transportes y representante alterno de España ante la Organización Marítima Internacional, OMI, en el marco de un desayuno organizado por el Clúster Marítimo Español.
Jiménez ha insistido en que se debe trabajar para favorecer la implantación de esta normativa para la reducción del contenido de azufre en el combustible de cara al año 2020. En este sentido, “la decisión del comité de protección del medio marino es inamovible” y ya está trabajando en la implementación de la agenda de protección medioambiental.
También se ha referido a la adopción en abril de 2018 de una regulación para la reducción de gases de efecto invernadero. La estrategia está encaminada a eliminar gradualmente, pero con carácter urgente, la emisión de este tipo de gases, con el fin de eliminar el 50% sobre las de 2008 para 2050.
Además, el representante español ha invitado a los presentes a estar atentos a los avances de la OMI en el ámbito de los buques autónomos. De momento, la Organización ha decidido realizar un estudio para analizar aquellos instrumentos normativos que se verían afectados.
En la primera fase se valorarán las circunstancias actuales, y en la segunda las condiciones en las que se podría dar la navegación autónoma, poniéndose el acento principalmente en el factor humano.
Sustancias peligrosas y nuevos combustibles
Respecto a las actuaciones sobre sustancias nocivas potencialmente peligrosas, Jiménez ha afirmado que se está trabajando en ello. En esta línea, sería util la creación de un grupo de trabajo en España que aglutine a todos los sectores para analizar las posibles implicaciones nacionales e identificar posibles barreras administrativas del proceso.
Por su parte, el presidente del Clúster, Alejandro Aznar, ha hecho hincapié en la necesidad de introducir nuevas alternativas de combustible marino, incidiendo, eso sí, en que solamente un 12% de la contaminación marítima por hidrocarburos tiene su origen en este tipo de transporte, ya que la mayoría procede de descargas urbanas o vertidos de plantas industriales.
Del mismo modo, únicamente entre un 0,5% y un 0,7% de las emisiones sulfurosas en Europa procede del transporte marítimo, aunque el desarrollo del comercio por esta vía trae consigo la realización de operaciones buque-puerto que no están exentas de riesgos, por lo que siempre hay margen de mejoras.