Un año después de que entrase en vigor la normativa ELD que obligaba a los conductores a registrar electrónicamente su actividad, la crisis en el transporte terrestre estadounidense se ha agudizado y las complicaciones en las cadenas de suministro internacionales se mantienen.
Las congestiones y retrasos han llevado a un aumento de los costes de transporte internacional, lo que podría afectar a la competitividad de los expedidores en los mercados internacionales, según el transitario 'on-line' iContainers.
Con los transportistas trabajando a niveles máximos de ocupación, las reservas para envíos de última hora son cada vez más complicadas y aumentan significativamente los costes. Los expedidores deben pagar tarifas más altas y cuando no consiguen asegurar la reserva, crece el riesgo de sufrir cargos extra por ocupaciones y demoras.
En cualquier caso, la situación ha mejorado ligeramente desde que la crisis alcanzó su clímax en 2018, debido a que los transportistas se han ido adaptado a la nueva situación y los cargadores se han dado cuenta de que es necesario planificar con mayor antelación.
En este escenario, la industria apuesta por el avance tecnológico para inyectar mayor eficiencia y resolver la escasez de conductores, pero pasará bastante tiempo antes de que el transporte terrestre autónomo se convierta en la nueva norma.
Entre otras aplicaciones, los camiones autónomos permitirán realizar envíos interestatales y dar cobertura a las áreas remotas mientras los conductores locales se encargan de recogidas y entregas, pero aún es preciso realizar pruebas y establecer ciertas regulaciones antes de que se conviertan en una alternativa viable.
Sin una solución cercana a la vista, iContainers aconseja a los expedidores actuar en consecuencia para no poner en riesgo sus negocios y cadenas de suministro.Es importante que reserven con antelación y se aseguren de tener todo listo por lo menos una semana antes de la fecha en la que deseen realizar la carga.